No te recomendaremos que te tranquilices, respires hondo y no leas las noticias, porque difícilmente te ayudará. En lugar de ello te explicaremos cómo realmente puedes ayudarte cuando los nervios están a punto de estallar y lo que sucede alrededor parece un callejón sin salida.
Intenta cambiar de actitud
Comprendemos que puede sonar algo fantasioso, que puede parecer difícil y prácticamente imposible ahora. Pero lo mejor que puedes hacer para proteger tu mente del impacto de los acontecimientos que suceden alrededor tuyo, es cambiar, aunque sea un poco, tu actitud hacia ellos. Por ejemplo, puedes rebajar de manera artificial el nivel de importancia de lo que sucede centrándote en tu vida, en las tareas urgentes y los planes que deben realizarse. Puede parecer imposible dejar de leer las noticias o de darle vueltas a los posibles escenarios del desarrollo de la situación, pero si te esfuerzas, podrás, sin duda alguna, enfocarte en otras tareas priorizando tu estado en lugar de las emociones.
Cada vez que notes que tu atención se dirige a algo que no seas tú mismo, intenta controlarla. Hazte preguntas: "¿Cómo me siento? ¿Por qué me siento así? ¿Qué debo hacer para estar mejor?" Actúa en función de las respuestas. No dejes de cuidarte aunque te parezca que es lo que requiere la situación.
Elabora tu opinión sobre lo que está pasando
Esto te podrá ayudar a decidir qué información estudiar y qué no. No tengas prisa en tomar partido en el conflicto o ponerte de luto considerando que estas u otras acciones tuyas fueron erróneas. Tu opinión puede consistir en una clara y constante filtración de la información que permita rechazar los mensajes propagandísticos. O, por ejemplo, puedes dejar de seguir las cuentas o medios que transmiten una visión de los acontecimientos no del todo imparcial. Contará como opinión incluso un distanciamiento consciente de lo que ocurre. Lo importante es que elijas una opinión conscientemente, sin usar argumentos de nadie para formarla.
No estés en pánico 24/7
Lo más probable es que no puedas cambiar la situación globalmente. Si te das cuenta de que existe una forma de influir en ella (y no prevé acciones ilegales), recurre a ella ahora mismo. Los tiempos difíciles son diferentes, y cuando te afectan a ti o a tu familia, de hecho, se encuentran al alcance de la mano. En los demás casos, no merece la pena correr en pánico, escribir a los conocidos preguntando "¿Qué piensas, qué pasará?" ni tomar decisiones impulsivas. Trata de pararte en el momento que comprendas que tus acciones son fruto del miedo, no de la serenidad. Espera al menos 2 minutos y sólo al pasar este tiempo, vuelve a la acción que querías realizar.
No tomes decisiones súbitas ni importantes
Aumenta el tiempo habitual que pasas pensando en tus decisiones al menos dos veces. Apunta las ventajas y las desventajas, estudia más opciones que antes. Toma en serio esta elección, sé escrupuloso y, de ser posible, imparcial. No cambies de trabajo, no dejes de estudiar, no te mudes, si esta decisión sólo se debe a lo que ocurre alrededor. Piensa varios pasos por adelantado: cómo cambiará tu vida a causa de la elección hecha, si influirá en la vida de tus seres queridos, qué será de tus ahorros, cómo esta decisión afectará a tu vida dentro de unos 5 años.
Celebra cada paso
Nos olvidamos demasiado a menudo de que merece la pena celebrar cada paso, por pequeño que sea, que lleva al resultado soñado. Esta es una forma de elevar la autoestima y motivarse. Y en los tiempos difíciles nada ayuda mejor que la confianza en uno mismo y sus posibilidades. ¿Has podido dedicar a la toma de decisión 20 minutos en vez de los 10 habituales? ¿Has silenciado los canales de Telegram que cada minuto hablan de lo que ocurre? Date un gusto: lee el libro que lleva mucho tiempo esperando, haz ejercicio (también en casa), ve una película, etc. Pero, si la situación tiene cobertura periodística, no navegues buscando información en Internet, si algo no ayuda, es esto.
Cuídate de verdad
El cuidarse se percibe con frecuencia como un arcaísmo o uno de los elementos obligatorios del culto al éxito. Si compro y uso las mascarillas faciales, es que me cuido. Me obligo a aprender la información que no me interesa, es que cuido de mi futuro. Trabajo mucho sin disfrutarlo, es que me estoy asegurando una vejez acomodada sin importarme la alegría de la rutina.
Así no funciona. Cuidarse de sí mismo en una situación de vida difícil es rechazar la avalancha informativa, permitirse llorar lo que haga falta, reconocer y tomar en cuenta las propias emociones y sentimientos cumpliendo las obligaciones. También puedes cuidarte usando la técnica de seguimiento de pensamientos automáticos, muy popular entre los adeptos de terapia cognitiva conductual. Ayudará a monitorear, estudiar y transformar tu reacción ante los acontecimientos estresantes. Encontrarás el enlace a la técnica al final del texto.
Adáptate a la nueva realidad
Ahora vives en esta situación y no tienes camino atrás. No puedes volver al pasado ni reiniciar el juego en espera de la aparición de un nuevo escenario, no convencerás a los demás de que deben actuar de un modo determinado. Trata de aceptar el estado real de las cosas. Piensa en cómo puedes sobrevivir en él, tomando la tranquila resolución final de los acontecimientos como una verdad fundamental. Apóyate en tu experiencia en lugar de en las técnicas descritas en Internet. Sea el traslado a otro país sin dinero, una separación desagradable de la persona cercana o un conflicto armado, actúa cómo te sugiere el corazón, no deposites la responsabilidad por la búsqueda de decisión a otras personas.
En el curso de Lectera "Gestión de estrés. 40 técnicas para cambiar tu vida" hemos recogido los ejercicios y técnicas útiles que ayudan a arreglar los nervios y volver a un estado de plenitud.
La realidad no siempre se corresponde con nuestras expectativas. Es normal. La realidad ideal que repita con precisión nuestras ideas de la misma no existirá nunca. Y todo lo que ocurre es, en cualquier caso, temporal. Estamos seguros de que superarás cualquier situación que se dé en tu vida.