El folclore navideño está lleno de personajes brillantes y alegres. Aparecen en casi todas las películas, libros o series de invierno, te transmiten la sensación de celebración y te recuerdan que los momentos mágicos y los milagros existen.

Diciembre es inevitablemente un ajetreo previo a la Nochevieja. La mayoría de la gente se sumerge tanto en él y empieza a fantasear y a planificar el próximo año de forma tan activa que se olvida de que este año aún no ha terminado.

¿Con qué asocia sus días de vacaciones invernales y las fiestas de Año Nuevo? Seguramente con un montón de comida casera deliciosa, reuniones familiares, juegos con la nieve, días enteros durmiendo… Y, por supuesto, ¡con películas divertidas, inspiradoras y llenas de emoción!

El invierno ya está tocando a la puerta, y con él llega la oportunidad de aprovechar esta temporada al máximo.

Es natural que las discusiones surjan por diversas razones, pero, por muy graves o complejas que parezcan, la forma de resolverlas sigue un patrón común.

«Cuando adelgace, renovaré mi vestuario», «terminaré de pagar el préstamo, y luego me iré de vacaciones», «cuando los niños empiecen el colegio, dedicaré más tiempo para mi». ¿Te suenan estas afirmaciones? Si también tiendes a pensar «en cuanto pase eso, haré lo otro ... », lo más probable es que estés experimentando el síndrome de la felicidad aplazada. ¿Qué es, cómo surge y cómo puedes librarte de él?

¿Con qué frecuencia llega al final de la jornada laboral y descubre que, de todas las tareas que tenía previstas, solo ha revisado su correo electrónico y respondido algunos mensajes?