Soledad VS aislamiento consciente

Seguramente todos nos hemos sentido solos alguna vez en la vida.

Quizá ahora mismo estés experimentando alguna manifestación de la soledad. Por ejemplo, echas de menos a un ser querido, te sientes distante de otras personas en general o has aprendido a aceptar el aislamiento como algo inevitable. Cómo te sientas respecto a la soledad determina cómo puede afectar a tu salud mental y física. En este artículo descubriremos qué riesgo corremos de sufrir aislamiento social y qué podemos hacer al respecto.

Qué es la soledad

La soledad es un sentimiento bastante subjetivo. Es un estado emocional especial que cada persona experimenta a su manera. Por lo tanto, no es fácil dar una definición general. La psicología afirma que es un sentimiento que surge en condiciones de aislamiento comunicativo de otras personas, es decir, cuando se rompen las relaciones sociales.

Dicho esto, muchas personas creen erróneamente que la soledad es siempre una experiencia negativa asociada únicamente a emociones negativas, en lugar de una elección consciente de una persona. Es verdad que la soledad puede ser una condición devastadora que conduce al sufrimiento y a la depresión. Sin embargo, es posible asimilar este sentimiento de forma diferente. Por ejemplo, dependiendo de la visión del mundo de cada uno, se puede tratar la soledad como un hecho existencial. Las personas con este enfoque filosófico creen que cada uno de nosotros está solo en el mundo de una forma u otra, por lo que no podemos hacer nada para cambiarlo. Al mismo tiempo, la soledad es percibida por muchos como una oportunidad para estar a solas con uno mismo, dedicar tiempo a los propios intereses, reponer recursos internos y tomarse literalmente un descanso de la interacción social.

Además, el sentimiento de soledad puede no tener nada que ver con el aislamiento social real. Las personas pueden sentirse solas cuando están rodeadas de familiares y amigos. También puede ocurrir lo contrario: estando en aislamiento social real, una persona no se siente sola.

¿Puede ser peligrosa la soledad?

Los expertos de la Organización Mundial de la Salud afirman que la soledad y el aislamiento se han convertido en nuestra nueva realidad. Además, la OMS afirma que la soledad afecta cada vez a más personas jóvenes. Aunque antes se consideraba que el aislamiento social era un problema que afectaba sobre todo a las personas mayores, ahora afecta a todo el mundo.

Las previsiones son desalentadoras: el aislamiento puede conllevar los mismos riesgos de mortalidad prematura, e incluso mayores, que el tabaquismo, la dependencia del alcohol y la obesidad. En un estudio a gran escala, los científicos sociales descubrieron que el aislamiento social está estrechamente relacionado con el riesgo de muerte tanto por suicidio como por enfermedades graves. Sin embargo, las personas que más riesgo tienen son sobre todo las que han experimentado una soledad involuntaria y se vieron aisladas de repente.

La situación empeoró durante el periodo de COVID-19 en las condiciones de distancia social forzada y el «teletrabajo», aunque se empezó a hablar de la soledad como problema especialmente grave mucho antes de la pandemia, en los albores de la sociología, es decir, en el siglo XIX. Desde entonces, no se han observado cambios positivos, y para evaluar la magnitud del problema y encontrar soluciones, la OMS creó la Comisión de la OMS sobre Conexión Social. La Organización Mundial de la Salud recuerda que una persona integrada en varias comunidades y que interactúa con representantes de diversas naciones, confesiones, puntos de vista y visiones del mundo vive una vida más plena y satisfactoria.

Por qué nos sentimos solos

Hay muchas razones para ello. Como ya hemos comprobado, la pandemia, la posibilidad del teletrabajo y la digitalización total han influido en la soledad generalizada. Sin embargo, también hay razones más intrínsecas, que han conducido a la situación actual en el mundo, que se pueden dividir en dos grupos: las sociales y las psicológicas. Empecemos por el primero.

Las causas sociales son circunstancias ajenas a nuestra voluntad que privan a las personas de sus contactos sociales habituales y contribuyen a su distanciamiento de los demás. Por ejemplo:

• jubilación: cuando una persona dice adiós al trabajo de toda su vida, deja de sentirse el centro y el apoyo de la familia, pierde a su cónyuge y ya no se siente necesaria;

• vivir en una ciudad grande: por regla general, la mayoría de las personas que se sienten solas, incluidos los jóvenes, viven en la ciudad;

• baja calidad de vida e inseguridad económica, es decir, falta de oportunidades para visitar lugares culturales y de ocio, hacer nuevas amistades, etc.

Pero también existen causas psicológicas, es decir, internas, que pueden provocar el aislamiento y la alienación. Entre ellas:

• el apego evitativo: es un patrón de comportamiento que hace muy difícil que una persona establezca relaciones duraderas y de confianza. Tiene miedo a ser abandonada, le cuesta confiar en los demás y abrirse plenamente;

• rasgos de personalidad: por ejemplo, las personas introvertidas son más propensas a considerarse solitarias. Además, también influye la baja autoestima, ya que las personas que carecen de confianza en sí mismas suelen considerarse indignas de la atención o el respeto de los demás, lo que puede conducir al aislamiento;

• trastornos psicológicos: la depresión, los trastornos de ansiedad y otros problemas no sólo no contribuyen a encontrar nuevos conocidos y mantener los contactos sociales, sino que agravan el distanciamiento de los demás y el aislamiento;

• mala experiencia: si las relaciones anteriores, ya sean amistosas o románticas, fueron traumáticas para una persona, esta experiencia puede impedirle entablar relaciones de comunicación en el futuro.

En definitiva, no hay que subestimar el problema de la soledad. Pero tampoco hay que preocuparse demasiado pronto: cada una de estas razones tiene solución. En primer lugar, debes reconocer con sinceridad si te sientes solo y si la situación actual te agobia.

¿Te sientes solo? Lista de comprobación de Lectera

Las repercusiones de la soledad afectan a cada persona de forma diferente. Todo depende de cómo se sienta uno mismo al estar aislado de los demás. En otras palabras, es importante entender si la soledad es forzada o voluntaria.

Por regla general, las personas saben reconocer que sienten desolación interior y ansiedad, y anhelan compañía y relaciones de confianza. Sin embargo, muchas personas tienden a evitar incluso la idea de sentirse solas, hacen la vista gorda con los sentimientos asociados a ello y, de este modo, se perjudican directamente a sí mismas, por ejemplo ahogando las experiencias negativas con alcohol, sustancias ilícitas o compañías poco fiables.

Para saber si te sientes solo y hasta qué punto es grave en tu caso, hemos elaborado una lista de comprobación detallada. Marca la casilla si estás de acuerdo con las siguientes afirmaciones:

• A menudo no tengo nada que hacer en casa;

• A menudo me quedo hasta tarde en el trabajo para no tener que volver a casa;

• Normalmente, paso mi tiempo libre en soledad;

• A veces me doy cuenta de que envidio a los que tienen una familia grande;

• Me asusta pensar en quedarme solo en mi vejez;

• A menudo tengo miedo a socializar;

• Cada vez me cuesta más conectar con la gente;

• Me gustaría que mis amigos y conocidos me llamaran más a menudo;

• Paso la mayoría de los fines de semana en casa.

Si notas algunos de estos síntomas, entonces el sentimiento de soledad no te es desconocido. Pero no hay por qué avergonzarse de ello. El sentimiento de aislamiento social no te convierte en una persona inferior o fracasada. Todo el mundo se enfrenta al aislamiento social de una forma u otra. Además, la incapacidad de una persona de estar a solas consigo misma afecta negativamente a su estado mental tanto como el propio aislamiento.

¿Cuáles son los peligros de no poder estar a solas consigo mismo?

Por supuesto, sentirse solo puede causar tristeza y melancolía. Sin embargo, en ningún caso debe contribuir a aumentar la ansiedad, la preocupación y el miedo. La primera señal de alarma es la incapacidad de estar solo.

Si no sabes qué hacer y cómo pasar tiempo a solas contigo mismo, estás dispuesto a hacer cualquier cosa para evitar estar solo, deberías tomarte en serio tu sentimiento de soledad. Después de todo, esto no es razón para sacrificar tus propios valores, principios y tus límites personales y estar con personas que no te gustan sólo para no estar a solas contigo mismo. De lo contrario, existe un alto riesgo de depresión, trastorno de ansiedad y otros problemas psicológicos. Para no entrar en el grupo de riesgo sobre el que advierte la OMS, busca la paz dentro de ti. El curso «Recréate: cómo aprender a disfrutar de la vida» te ayudará a hacerlo. Con su ayuda podrás comprenderte a ti mismo y tus propios sentimientos, establecer correctamente las prioridades vitales y aprender mindfulness. Mientras tanto, puedes intentar hacer frente al sentimiento de soledad por ti mismo.

Cómo afrontar la soledad: consejos de Lectera

En primer lugar, es importante desarrollar una actitud sana hacia el aislamiento social y aprender a aceptar la soledad. Por lo tanto, el primer paso es siempre la aceptación.

Consejo 1. Reflexiona

La soledad, como cualquier otro sentimiento, no puede afrontarse si no se reconoce. Aquí es donde la reflexión puede ayudarte. La técnica consiste en pensar y analizar tus propios sentimientos, acciones y sus causas hablando contigo mismo. En este caso, no es necesario dedicar horas al autoanálisis, basta con dedicar entre 10 y 15 minutos al día. Para ello, hazte preguntas como las siguientes:

• ¿Qué es para mí la soledad?

• ¿Cómo experimento la soledad? ¿Me deprime o lo veo como un momento para dedicarme a mí mismo?

• ¿Cuáles son los sentimientos que experimento en este momento?

• ¿Qué me falta en mi vida? ¿Quizá apoyo familiar o una relación seria?

• ¿Qué puedo hacer para resolver el problema? ¿Quizá podría ir a una fiesta o registrarme en un sitio de citas?

Las respuestas a estas preguntas te ayudarán a encontrar una solución al problema. Así, con la ayuda de la reflexión, descubrirás cómo te sientes con respecto a la soledad, qué quieres decir con ella y si quieres cambiar tu vida en algo. Una vez que pongas en orden tus sentimientos, te resultará mucho más fácil comprenderte a ti mismo.

Consejo 2. Practica la técnica de "Cinco acciones"

Esta técnica te permitirá aprender a estar a solas contigo mismo y pasar tu tiempo libre con interés y provecho. Entonces:

• para empezar, piensa qué te gusta hacer solo, qué te gustaría aprender, qué habilidad te gustaría dominar. Quizá te guste leer, pasear tranquilamente, hacer deporte al aire libre;

• luego, haz una lista de todas estas actividades y un horario. Por ejemplo, pasar tiempo leyendo después del trabajo, ir al cine los fines de semana (¡y no te sientas mal por ir solo!) o salir a correr por el parque;

• los últimos pasos consisten en hacer al menos 3 cosas de tu lista. Sigue tu plan, pero hazlo progresivamente, intenta ir de lo sencillo a lo complejo. No corras inmediatamente al parque a relacionarte con las primeras personas que encuentres. Para empezar, da un paseo en soledad, siente el placer de caminar en silencio. Y cuando se convierta en algo habitual y ordinario para ti, entonces se podría complicar la tarea e intentar entablar conversación con algún transeúnte.

De este modo, podrás disfrutar de una sensación de privacidad, estar a solas contigo mismo sin problemas y, al mismo tiempo, entablar comunicación con los demás. Pero lo más importante es que aprendas a ser interesante para ti mismo. Nuevas aficiones y pasatiempos inesperados te ayudarán a conocerte y comprenderte mejor, a encontrar la armonía y deshacerte del aburrimiento, y tal vez incluso a encontrar una nueva vocación y a realizar por fin tus planes y sueños.

Consejo 3. Retomar la actividad social y seguir socializando

Sin embargo, es importante no cerrarse y no obsesionarse consigo mismo. Por tanto, mantente interesado por otras personas, mantén el contacto con viejos conocidos a través de redes sociales y chats, intenta crear nuevas relaciones y aprovecha todas las oportunidades para conocer a personas nuevas. Por ejemplo, participa en un evento, asiste a una clase magistral o a una conferencia, apúntate a un club deportivo o hazte voluntario.

Consejo 4. Comparte tus experiencias

No tengas miedo de hablar de la soledad con tus seres queridos y amigos. Sobre todo si la sensación de estar aislado aparece de repente y se hace insoportable, es importante no encerrarse en uno mismo y compartir los sentimientos.

Consejo 5. Consigue una mascota

Muchos psicólogos señalan que incluso la propia presencia física de una mascota, la posibilidad de acariciarla y jugar con ella influye en el bienestar emocional. Existe incluso una terapia especial con mascotas para el tratamiento y la prevención de diversas enfermedades, que reduce los riesgos de exacerbación de trastornos mentales y acelera los procesos de rehabilitación. Así pues, la terapia con mascotas ayuda a mejorar el estado mental y físico de una persona. Por lo tanto, no dudes en recurrir a la ayuda de los animales.

Consejo 6. Medita

La meditación es una técnica especial para trabajar con la mente. Su principal objetivo es calmar la mente y mejorar el bienestar físico y emocional. Varios estudios han demostrado que la meditación puede reducir los síntomas de la depresión y los sentimientos de soledad. Por supuesto, dominar esta técnica requiere tiempo y atención. El yoga, los cursos de formación para meditar, los libros o los vídeos en Internet te ayudarán. Puedes empezar con prácticas sencillas de respiración, aumentando gradualmente la complejidad de los ejercicios.

Consejo 7. Consulta a un especialista

Puede resultar difícil comprender los propios sentimientos, las razones de la soledad y la postura de uno mismo ante el aislamiento social. Para algunas personas basta con hacer un par de nuevos conocidos y el sentimiento de soledad desaparece, pero en muchos otros casos el sentimiento de aislamiento persiste incluso en compañía de amigos íntimos y de la familia. Entonces puede ser un síntoma de depresión o de ansiedad. Lo mejor es acudir a un profesional, sobre todo si se experimentan otros síntomas de depresión, como un estado de ánimo abatido y una sensación constante de fatiga, problemas de sueño, falta de energía y motivación para las actividades habituales. Por cierto, el formato de interacción con un psicólogo o terapeuta puede ser no sólo individual, sino también grupal. En este caso, el especialista actúa como un mediador y mantiene un ambiente de comunicación amable. De este modo, todos los participantes en el proceso aprenden cuáles son las razones de las dificultades de comunicación y las formas de superarlas.

Por supuesto, sentirse solo no es algo que no tenga solución. Todo depende de cómo te sientas tú mismo respecto a los sentimientos y emociones que experimentas. Si tu soledad es voluntaria, entonces no debes tener miedo a las consecuencias negativas del aislamiento. Lo importante es que la elección a favor de la soledad sea tuya propia. En caso de que te veas forzado al aislamiento social, utiliza los consejos anteriores: parte de tus propios intereses y haz nuevos amigos, amplía los límites de la confianza y comparte emociones, pero lo más importante es que estés en paz contigo mismo. Estar solo no es perjudicial si aprendes a pasarlo bien a solas contigo mismo.