Al comienzo del nuevo curso escolar, los centros de enseñanza públicos del país iniciaron un experimento para reevaluar la digitalización del aprendizaje y sus consecuencias.
En Riihimaki, localidad situada a 70 kilómetros de la capital finlandesa, las autoridades escolares locales han abandonado los materiales de aprendizaje electrónico. Por primera vez en seis años, los escolares llevaron a clase libros de texto en papel. Según los propios alumnos, tras volver a esas fuentes de información y abandonar los dispositivos electrónicos en las clases, les resultó más fácil percibir y memorizar la nueva información.
Profesores y padres están convencidos de que la digitalización total afecta negativamente al rendimiento académico y al nivel de concentración de los alumnos, haciéndoles más olvidadizos y distraídos. Según los profesores, la mayoría de los escolares tienden a terminar sus ejercicios lo más rápido que pueden, para luego jugar a un juego de ordenador o acceder a una red social en otra pestaña del navegador. Ahora, las autoridades del país también preparan un proyecto de ley para prohibir el uso de smartphones y otros dispositivos electrónicos durante las clases.
Anteriormente, el sistema educativo finlandés se hizo famoso por su rechazo absoluto a los soportes en papel y su enfoque del aprendizaje con la ayuda de tecnologías exclusivamente digitales. Desde 2018, los escolares no utilizan los clásicos libros de texto y reciben ordenadores portátiles gratuitos para las clases. Sin embargo, al cabo de unos años, el rendimiento académico de los niños descendió drásticamente. Así, ya en 2006, Finlandia se situó entre los líderes de la clasificación de rendimiento educativo PISA. Se trata de un estudio que evalúa los conocimientos de matemáticas, lectura y ciencias de los escolares de entre 15 y 16 años. En 2018, el rendimiento de Finlandia había descendido considerablemente.
Además de Finlandia, Suecia también ha notado la tendencia negativa de la digitalización. El año pasado, el Gobierno destinó una parte importante de su presupuesto a comprar libros de texto en papel para las escuelas suecas.