¿Has pensado alguna vez que todos tus esfuerzos son en vano, que tu empeño no da sus frutos y que el resultado de tu trabajo dista mucho de lo esperado? ¡No te preocupes! Existe una explicación científica para ello: la ley de Pareto.
Utilizándola correctamente, puedes alcanzar el éxito en casi cualquier negocio. Lee más sobre este concepto, sus principios fundamentales y sus posibles aplicaciones a continuación.
Qué es la Ley de Pareto
Este principio también se conoce como la «regla 80/20», que afirma que la causa y el efecto, es decir, nuestros esfuerzos y el resultado final, no se distribuyen por igual. Según este concepto, tan sólo el 20% del esfuerzo puede producir el 80% de los resultados. Y viceversa: el 80% de los esfuerzos suele proporcionar sólo el 20% del resultado. Sin embargo, esta regla no quiere decir que sea posible obtener buenos resultados aunque se dedique el mínimo esfuerzo. De hecho, la cuestión es que debes dar sólo aquellos pasos que te beneficien definitivamente y contribuyan a la consecución de tu objetivo.
En otras palabras, para que la ley de Pareto funcione, al emprender cualquier cosa, es necesario definir el mínimo de acciones más importantes para alcanzar el éxito. Todos los demás pasos serán ineficaces, te quitarán recursos, pero no darán el resultado esperado. Así, dirigiendo la atención sólo a las tareas más importantes, conseguirás aumentar la productividad y alcanzar el objetivo. Es decir, el principio de Pareto te permite tanto eliminar las acciones innecesarias como identificar las tareas primordiales.
Por supuesto, los valores 80 y 20 son orientativos . La proporción puede variar ligeramente. Por regla general, oscila entre 70/30 y 85/15. En todo caso, se trata sólo de puntos de referencia aproximados que reflejan la esencia del concepto de Pareto. También puede denominarse principio del mínimo de acciones importantes o ley de la distribución desigual.
Los principios de la ley de Pareto
La Ley de Pareto te ayudará a sistematizar tu enfoque a la hora de analizar una situación, aprender una nueva habilidad o alcanzar el éxito en cualquier empeño, pero sólo si tienes en cuenta los principios según los cuales funciona:
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Distribución desigual del potencial. Esto es algo que hemos mencionado ya. El principio fundamental de la teoría es que aproximadamente el 80% del resultado se obtiene con sólo el 20% del esfuerzo o, en otras palabras, que se puede conseguir el resultado realizando sólo una parte de las acciones que se hacen normalmente.
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Necesidad de centrarse en los factores clave. Es importante centrarse solo en aquellos parámetros que tengan un mayor impacto en el resultado final y contribuyan a su consecución.
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Establecimiento de prioridades. Las tareas necesarias para la ejecución del plan deben clasificarse por orden de importancia y hay que dar prioridad a las que deben resolverse primero.
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Optimización de recursos y eficiencia. La Ley de Pareto permite asignar los recursos disponibles a las tareas más prioritarias de la forma más adecuada. Esto aumenta significativamente la eficiencia al garantizar que tu atención y energía se dirigen exclusivamente a acciones productivas.
Cómo surgió la Ley de Pareto
Esta ley fue deducida y formulada por el economista y sociólogo italiano Vilfredo Pareto a finales del siglo XIX. Pareto estudió la vida económica de la sociedad y observó por primera vez que los recursos y los resultados se distribuyen de forma desigual. Así, descubrió que sólo el 20% de las personas poseían la mayor parte del capital, es decir, el 80%. Más tarde, el investigador descubrió que esto ocurría no sólo en Italia, sino también en el extranjero. Justificó su conclusión y la publicó en la obra científica «Curso de economía política». Los seguidores del científico llamaron a la regla descubierta principio de Pareto y empezaron a aplicarla en diversos campos.
Por ejemplo, Joseph Juran, uno de los seguidores del sociólogo, utilizó la Ley 80/20 para optimizar los procesos empresariales de producción, identificar y resolver problemas de gestión en grandes empresas. El principio de Pareto también demostró su relevancia en la política, la pedagogía, la psicología y la gestión. A pesar de su universalidad, este concepto no puede calificarse de teórico, porque sabiéndolo utilizar correctamente para lograr el resultado deseado, se pueden descubrir acciones y procesos en los que se están malgastando los esfuerzos. Eliminándolos, es muy posible lograr una alta productividad y no malgastar recursos.
Cuando se utiliza el principio de Pareto
Aunque la ley de Pareto funciona en muchos ámbitos diferentes - finanzas y negocios, analítica, gestión, programación -, su esencia no cambia. Aplicando el mínimo esfuerzo y dirigiéndolos sólo a las acciones clave para lograr el objetivo, se obtiene el máximo resultado. Veamos algunas áreas donde funciona esta regla.
Por ejemplo, las ventas. Supongamos que la parte fundamental de los ingresos de una tienda la aporta un pequeño grupo de productos cotidianos. En consecuencia, hay que centrarse en esos productos. Pero no hay que renunciar al resto de productos, porque pueden cubrir necesidades adicionales de los clientes o estimularles a realizar compras impulsivas. Otras herramientas como el análisis ABC, el análisis VEN y la matriz BCG ayudarán a averiguar qué productos son los más vendidos y necesarios. Así, el concepto de Pareto se utiliza para identificar a los consumidores, bienes o servicios que generan más beneficios para la empresa. Además, este patrón puede utilizarse para determinar las estrategias de desarrollo y gestión de recursos más eficaces.
La ley de Pareto también es relevante en los procesos de gestión de personal. Por regla general, sólo una pequeña parte del equipo - un 20% - realiza las tareas y acciones que generan la mayor parte del beneficio. Suelen ser directivos y especialistas clave: programadores, especialistas en productos, especialistas en marketing, etc., en función del ámbito de actividad de la empresa. Sin embargo, una empresa no puede prescindir del personal de servicios, como tampoco puede prescindir del personal de oficina de nivel medio que realiza el trabajo rutinario.
A la hora de desarrollar nuevos productos, el principio de Pareto también puede ser muy útil. Por ejemplo, puede aplicarse al crear un MVP. Este es el término para el producto mínimo viable, es decir, la versión más temprana de un producto. Un MVP tiene un conjunto mínimo de características y capacidades que son suficientes para presentar el producto a clientes potenciales y ponerlo a prueba. En otras palabras, es una encarnación visual de la ley de Pareto: un mínimo de características que satisfacen plenamente las necesidades básicas de la mayoría de los usuarios.
En la fabricación, este principio nos permite identificar rápidamente las áreas más problemáticas, los defectos y las imperfecciones que ralentizan las operaciones, reducen la calidad del producto o afectan negativamente al producto final. Además, la ley de Pareto también puede utilizarse para identificar las causas clave de las paradas imprevistas. Para ello, se identifica el 20% de las capacidades de producción que garantizan el funcionamiento de la empresa, mientras que el 80% restante lo ralentiza.
En el ámbito científico, el concepto se utiliza para analizar la distribución de los ingresos en la sociedad, el poder, la influencia y otros recursos. Se utiliza para analizar las desigualdades sociales, de raza y económicas.
Sin embargo, la ley de Pareto es más eficaz para el autodesarrollo, la mejora de la calidad de vida y el dominio de la habilidad de gestionar el tiempo. Este concepto te ayudará a establecer prioridades de forma competente, centrarte en las tareas y objetivos más importantes, conseguir el mejor resultado en una actividad con sólo un 20% de esfuerzo, y obtener el mayor beneficio. Al mismo tiempo, dispondrás de más tiempo libre y recursos para dedicarte a ti mismo y a tus aficiones.
Cómo aplicar el principio 80/20 en la vida
La Ley de Pareto tiene varios pasos clave que se pueden utilizar en función del objetivo que se quiera alcanzar. El plan más universal para aplicar el principio 80/20 es el siguiente:
Paso 1. Definir el problema y formular el objetivo
En primer lugar, identifica los problemas a los que te enfrentas y las soluciones que puedes encontrar utilizando el principio 80/20. A continuación, piensa qué es lo que quieres conseguir utilizando la regla de Pareto. Cuanto más preciso y conciso sea tu objetivo, más fácil te resultará alcanzarlo. Por ejemplo, conseguir un nuevo trabajo o un ascenso, ampliar tu círculo social, aprender un idioma extranjero, mudarte al extranjero, etc.
Paso 2. Definir los criterios
A continuación, identifica los principios clave que son importantes para ti a la hora de alcanzar tu objetivo. En otras palabras, identifica los parámetros que utilizarás para evaluar el éxito de tus futuros esfuerzos. Por ejemplo, si tu objetivo es trasladarte al extranjero, los principales criterios de éxito serán conseguir un visado y el traslado en sí. Si lo que quieres es ampliar tu círculo social, los criterios pueden ser otros: asistir a eventos, hacer nuevos amigos, intercambiar números de teléfono, reencontrarte con viejos conocidos, etcétera.
Paso 3. Hacer una lista de tareas
Ahora es el momento de empezar a identificar las acciones clave que te ayudarán a alcanzar tu objetivo y tener éxito. Haz una lista de los pasos que tienes que dar y especifica qué recursos vas a necesitar. Por ejemplo, si quieres encontrar un nuevo trabajo, tendrás que actualizar tu CV, responder regularmente a las ofertas de empleo, hacer exámenes y asistir a entrevistas. Puede que tengas que hacer cursos de actualización, asistir a algunas clases magistrales o seminarios web. Si tu objetivo es aprender una lengua extranjera, entre las actividades necesarias están la práctica regular del habla, la lectura, el estudio de la gramática y la comunicación con hablantes nativos.
Paso 4. Identificar las tareas prioritarias
En función de tu objetivo, debes clasificar las tareas, es decir, las acciones definidas en el paso anterior, y elegir el 20% de ellas que te aportarán mayores resultados. No olvides que deben ser solo las acciones más importantes, y que todos los pasos adicionales pueden aplicarse una vez alcanzado el objetivo principal.
Paso 5. Optimiza tus recursos y sigue tus progresos
Una vez que hayas priorizado tus tareas, tienes que poner todos los recursos y habilidades de que dispongas para resolverlas. No te preocupes, aplicando la regla de Pareto, ¡tus esfuerzos darán sus frutos! Para ajustar tu actividad si fuera necesario, controla tu progreso hacia el objetivo, analiza los resultados intermedios y aprovecha todas las oportunidades que surjan para alcanzar el éxito más rápidamente.
Paso 6. Introspección
La introspección, es decir, la capacidad de prestar atención a los propios sentimientos y emociones, de evaluar decisiones y perspectivas, de mantener un diálogo interno con uno mismo, es una habilidad especialmente útil cuando se utiliza la regla de Pareto. Una vez alcanzado el objetivo clave para el que utilizaste el principio 80/20, mira hacia tu interior y analiza tus sentimientos.
Piensa a qué dedicas la mayor parte de tu tiempo ahora mismo. ¿En qué te beneficiará en el futuro? Intenta centrarte sólo en las cosas más importantes. No olvides basarte en el objetivo que se marcó en la primera etapa y haz todo lo posible por seguir desarrollándote en este camino, realizar tus planes y alcanzar nuevas cotas. Si quieres seguir mejorando tu calidad de vida, las siguientes preguntas te ayudarán:
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¿Qué 20% de las cosas tienen el máximo valor para ti?
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¿A qué dedicas sólo el 20% de tu tiempo, pero aún así obtienes un 80% de satisfacción?
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¿Qué 20% de las tareas te hacen sentirte satisfecho contigo mismo en un 80%?
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¿Quién te hace feliz en tu entorno? ¿Quiénes son las personas con las que más te gusta hablar y estar?
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¿Cuál es el 20% de los alimentos que forman parte de tu dieta habitual?
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¿Qué 20% de tu ropa te pones la mayor parte del tiempo?
Después de analizar tus respuestas, piensa en cómo puedes cambiar y mejorar estas áreas. Puede que descubras que pasas el 80% de tu tiempo con personas que sólo te aportan el 20% de la alegría. O quizá pasas la mayor parte del tiempo haciendo un trabajo que no te satisface en absoluto. En estos casos, merece la pena cambiar de círculo social y de área de actividad. La regla de Pareto te ayudará a hacerlo. Por supuesto, lo más eficaz es poner en práctica el principio 80/20 en combinación con cursos de formación. Por ejemplo, si quieres mejorar tus habilidades blandas, prueba el programa "Inteligencia emocional. Para el éxito personal y profesional", o si tu objetivo es aprender un idioma extranjero y trasladarte al extranjero, puede resultarte útil el curso "Comunicación intercultural". En nuestro catálogo encontrarás los mejores programas educativos en diversos campos: desde GameFi y criptoindustria hasta gestión del tiempo, fijación de objetivos y liderazgo.
Por lo tanto, es mejor utilizar herramientas adicionales para el autodesarrollo y el aprendizaje de nuevas habilidades junto con la ley de Pareto y otros conceptos. Utilizando el principio 80/20, puedes evaluar la eficacia y la calidad de tu propia vida, así como tomar el control de tu situación y mejorar tu estado actual. Utilizando la ley de Pareto con regularidad, notarás cómo vas al trabajo más contento, descansas mejor, dedicas tiempo a ti mismo sin sacrificar otras cosas. Tu tarea es ver lo principal y rechazar todo lo secundario. En este caso, tendrás mucho más tiempo, y la vida será más diversa y colorida.