«Cuando adelgace, renovaré mi vestuario», «terminaré de pagar el préstamo, y luego me iré de vacaciones», «cuando los niños empiecen el colegio, dedicaré más tiempo para mi». ¿Te suenan estas afirmaciones? Si también tiendes a pensar «en cuanto pase eso, haré lo otro ... », lo más probable es que estés experimentando el síndrome de la felicidad aplazada. ¿Qué es, cómo surge y cómo puedes librarte de él?
Qué es el síndrome de la felicidad aplazada
El síndrome de la felicidad aplazada es todo un conjunto de creencias y valores que se caracterizan por la expectativa y la preparación para tiempos mejores, la renuncia a satisfacer necesidades y deseos en el presente. En pocas palabras, las personas con este síndrome están seguras de que su vida aún no ha empezado, sólo se están preparando para ella, creando las condiciones adecuadas. Se puede decir que la vida actual se percibe como un esbozo de la vida futura, que empezará más tarde y será mucho mejor. Este «más tarde» vendrá después de algún acontecimiento importante, por ejemplo, una mudanza, el matrimonio o el divorcio, la devolución de un préstamo, la graduación universitaria, etcétera. Esta actitud impide a las personas vivir el momento presente, pues están convencidas de que sólo podrán ser felices cuando haya llegado ese acontecimiento. Pero en realidad no hay relación entre estas cosas, ¡y se puede vivir una vida feliz y plena de inmediato!
Además, el síndrome de la felicidad aplazada se manifiesta de formas distintas para cada persona. Por ejemplo, hace tiempo que quieres ir a un restaurante caro, pero no encuentras una buena razón para ello. O quizá hace tiempo que compraste un vestido caro para una ocasión especial, pero no llega nunca. Al mismo tiempo, muchas personas solteras con el síndrome de la felicidad aplazada confían en que la vida brillará con nuevos colores, aparecerán aficiones interesantes, hobbies y la oportunidad de viajar sólo después de conocer a su media naranja.
Por supuesto, el síndrome de la felicidad aplazada no es un fenómeno nuevo y es muy común entre la gente de todo el mundo. Por ejemplo, este fenómeno fue descrito hace dos siglos por Rudyard Kipling. Rudyard hablaba de los llamados «escenarios coloniales», inherentes a los británicos que vivieron en la India colonial durante muchos años. La mayoría de ellos creían sinceramente que la «vida real» sólo empezaría cuando regresaran a Inglaterra, donde tendrían su propia casita y pasearían a su perro por una hermosa campiña de su provincia.
Cómo se produce este síndrome y a quién afecta
El síndrome de la felicidad aplazada afecta por igual tanto a hombres como a mujeres. La mayoría de las personas que padecen este síndrome lo han desarrollado en la infancia. Por lo tanto, la razón clave de su aparición es la educación y las creencias familiares. En esas familias, los padres solían decir «cuando lleguen las vacaciones, podrás ver los dibujos animados hasta tarde», «cuando termines el colegio, podrás hacer lo que quieras», «cuando vayas a la universidad, tomarás tus propias decisiones», etcétera. Así, los niños son programados desde pequeños para posponer para el futuro algo significativo e importante para ellos. El niño acepta esta actitud y con cada frase de este tipo se convence subconscientemente de que podrá recibir las emociones positivas y la satisfacción más adelante o por méritos especiales.
Además, el síndrome de la felicidad aplazada es consecuencia de la baja autoestima y la inseguridad. Hay personas que piensan que simplemente no son lo suficientemente buenas para tener la vida de sus sueños. Piensan que antes es necesario convertirse en un ideal, ganar más experiencia, mejorar en diferentes ámbitos, entonces será posible empezar la vida «desde cero».
Otro rasgo de la personalidad que contribuye al desarrollo del síndrome de la felicidad aplazada es el perfeccionismo y el miedo a cometer errores. En este caso, la persona teme a fracasar. Por lo tanto, opta por no hacer nada y dejar las cosas para más tarde. Una causa importante del síndrome también radica en la procrastinación, la incapacidad de planificar el tiempo y establecer prioridades. A veces nos parece que los estudios o el trabajo nos impiden vivir como queremos. Pero la razón de todo esto es la mala asignación de nuestros recursos, la falta de control sobre nosotros mismos y nuestro tiempo.
No obstante, también hay razones externas, que son socioeconómicas. Por ejemplo, las expectativas exageradas de la sociedad, el culto al éxito y a los logros provocan el desarrollo del síndrome de la felicidad aplazada. Muchas personas creen que es normal trabajar «hasta sudar la gota gorda» para ser aprobados por la sociedad. Las frases tipo «cuando pague la hipoteca, entonces empezaré a vivir de verdad" son ideas impuestas sobre una vida ideal.
Síntomas del síndrome de felicidad aplazada: lista de comprobación de Lectera
Como ya hemos aprendido, el síndrome de la felicidad aplazada puede afectar a cualquier persona. Si a ti también te falta constantemente algo para ser feliz, te proponemos que le eches un vistazo a la lista de comprobación de Lectera para saber si estás afectado por el síndrome de la felicidad aplazada. Marca la casilla si te reconoces:
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No dejo de pensar en acontecimientos futuros, como vacaciones o fines de semana, días festivos, casarme, terminar de pagar la hipoteca, aprobar los exámenes, etcétera.
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Tengo tendencia a acumular: me gusta comprar vajilla bonita, ropa y accesorios nuevos, pero siempre los guardo para «una ocasión especial.
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A menudo pospongo mis planes y dudo en actuar ahora mismo.
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Siempre estoy comparándome con los demás, criticando, devaluando mis propios méritos, y sin embargo no intento cambiar nada en mi vida.
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Tardo mucho en tomar una decisión, y luego me la cuestiono.
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No puedo ilusionarme con el presente y veo lo malo en todo.
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Creo que todo depende de las circunstancias externas, no sólo de mí.
Cuantas más casillas has marcado, más probable es que también seas susceptible de padecer el síndrome de la felicidad aplazada. Otra forma de asegurarse de ello es observar lo que dices y cómo formulas tus pensamientos. Las personas con síndrome de felicidad aplazada se pueden reconocer por frases típicas como:
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«Terminaremos de pagar la hipoteca, viviremos en nuestro propio piso y todo irá bien».
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«Por fin seré feliz cuando consiga el puesto de director».
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«No saldré con nadie hasta que adelgace».
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«He perdido cinco kilos, pero podría haber perdido unos cuantos más».
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«Cinco años más y nos mudaremos, pero mientras tanto hay que ahorrar dinero».
Por lo tanto, si observas este tipo de afirmaciones, tiendes a dejarlo todo para más adelante, guardar cosas «hasta tiempos mejores», ahorrar para una mala racha, etc., te has convertido en víctima del síndrome de la felicidad aplazada. Pero no te preocupes, se puede superarlo por cuenta propia.
Cómo dejar de aplazar la vida
Esta breve guía de actuación te ayudará a darte cuenta de cómo te afecta el síndrome de la felicidad aplazada y por qué es importante librarse de él:
Paso 1. Analiza cuánto has perdido por culpa del síndrome de la felicidad aplazada
Es importante saber a qué has renunciado y qué has dejado para el futuro. Haz una lista de las cosas que no has comprado, las cosas que no has hecho, los viajes que has perdido y otros planes, y enumera los problemas y dificultades adicionales que esta actitud ha causado. Sé sincero contigo mismo sobre si estás dispuesto a seguir haciendo esos sacrificios y privándote de perspectivas y oportunidades.
Paso 2. Elabora un plan de acción
Ya has averiguado qué cosas pospones siempre y por qué. Ahora es el momento de solucionarlo. Elabora un plan detallado y preciso sobre cómo aprovechar las oportunidades perdidas, consigue tu objetivo ahora mismo, en lugar de esperar al momento oportuno. Empieza a actuar, por ejemplo, habla con tu jefe sobre un ascenso, ponte ese vestido o traje «para una ocasión especial» para ir a trabajar, saca y usa todos los días la vajilla que has comprado para reuniones especiales, ve a una cita, aunque no hayas adelgazado como te habías prometido.
Paso 3. Haz cosas que te gustan
Según los estudios, cuanto más a menudo experimentes emociones positivas y vibrantes, mayor será tu satisfacción vital. Convierta en parte de tu rutina diaria hacer cosas que realmente te hagan disfrutar y te diviertan. Por ejemplo, intenta visitar exposiciones o conciertos más a menudo, quedar con tus amigos en tu bar favorito todos los fines de semana, comer al menos de vez en cuando tu postre favorito, ir de compras o simplemente pedir un fin de semana extra.
Paso 4. Deja los malos hábitos
En este caso, hablamos de acumular cosas y la tendencia a dejarlo todo para más tarde, a aguantar hasta el último minuto. Intenta hacer realidad tus ideas en el momento, no te pongas límites. Puedes empezar por las cosas más sencillas para superar tu resistencia interior.
Pero en caso de que la expectativa de un futuro acontecimiento importante te absorba por completo, no te permita centrarte en el presente, te distraiga y te vuelva inactivo, deberías consultar a un psicólogo. Un especialista competente te informará sobre las prácticas de mindfulness, te ayudará a deshacerte de actitudes y creencias negativas, a ver el mundo de forma más racional y objetiva.
Los mejores libros para afrontar el síndrome de la vida aplazada
Puede resultar difícil comprender las causas de estas actitudes y afrontarlas por uno mismo. Los libros de autoayuda te podrán ayudar en eso. Por ejemplo:
- «¡Ahora! No te pierdas el momento: es todo lo que tienes », del coach de desarrollo personal Eric Bertrand Larssen. Este libro es una recopilación de valiosos consejos para quienes están sumidos en la rutina y han dejado de apreciar el momento presente.
- «El poder del ahora» de Eckhart Tolle es una verdadera clave para encontrar la armonía y la paz interior. El autor habla del poder del momento y comparte consejos sobre cómo liberar tu propia mente de pensamientos obsesivos y un sinfín de preocupaciones.
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«Silencio», de Thich Nhat Hanh, trata de la importancia de apreciar el principal recurso de una persona: el silencio. Nuestras mentes suelen estar llenas de razonamientos intrusivos sin sentido y de un ruido interminable. En la búsqueda de la felicidad no nos damos cuenta de que la vida en sí es la felicidad. Es importante sentirlo cada día y estar agradecidos. «Silencio» te ayudará a vivir conscientemente, en armonía contigo mismo y con el mundo que te rodea.
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«La montaña eres tú: Cómo transformar el autosabotaje en empoderamiento», de Brianna Wiest, es otro libro sobre la importancia de alcanzar el equilibrio y la paz, dándose un respiro de la interminable persecución de logros y metas.
Estos libros te ayudarán a practicar la atención plena, vivir el momento y valorar el presente. ¡Así es exactamente la felicidad! Te la mereces aquí y ahora. ¡No hay razón para dejar para mañana lo que puedes conseguir hoy!