¿Cuántas veces has pensado en montar tu propio negocio? Dos, tres, diez, “mil veces”?
¿Cuántas veces querías decir a tu jefe que te saca de quicio todo lo que piensas de él? ¿Cuántas veces has soñado mudarte a otro país y desarrollar tus habilidades en un mercado profesional nuevo? Un día nuestros protagonistas dejaron de contar las veces y se decidieron a hacer cambios radicales. Y luego volvieron a trabajar como antes: en la misma empresa, en el mismo país, en el mismo puesto o en uno relacionado. A continuación contamos los detalles de cada una de las historias.
Montó un negocio y luego volvió a la empresa que había dejado
Victor, de 40 años, fundó su proyecto hace tres años. Durante este tiempo, ha conseguido pasar por todas las etapas de frustración en su propio negocio: muchas cosas se daban bien, otras, no tanto. Los empleados discutían todo el rato y se negaban a cumplir con sus obligaciones, la inflación cambiaba todos los meses. Victor nunca había imaginado que gestionar una empresa sería tan complicado. Intentó mejorar la situación de su proyecto: atrajo a gestores experimentados, se asesoró, analizó a clientes por su cuenta e hizo customer development con los clientes habituales. La falta de conocimientos sobre la creación de un negocio y la confianza ciega en los especialistas que había contratado condujeron al cierre del proyecto: Víctor no podía entender si estaba informando correctamente, si todo era correcto en sus declaraciones fiscales, qué le decían los auditores. Al final, Victor publicó en su perfil de LinkedIn que cerraba el negocio, habló con varios reclutadores que tenía en sus amigos y que le recordaban de su trabajo anterior, y aceptó la oferta de trabajar en la empresa que había dejado hace tres años, pero ocupando un puesto más alto.
¿Cuál es la moraleja?
Antes de empezar tu propio negocio, hay que analizar el mercado y a los competidores, entender cómo se va a montar el proyecto, cómo gestionar el personal y cómo presentar las declaraciones fiscales. En Lectera, hay cursos gratuitos sobre este tema: si llevas tiempo pensando en tu propio proyecto, te aconsejamos que les eches un ojo.
Dimitió y luego volvió a ocupar un puesto directivo
Elena dejó su trabajo a los 50 años. Fue su decisión consciente: quería tomarse un respiro, pasar más tiempo con su familia y dedicarse a aficiones, para las que siempre le faltó tiempo. Sus ahorros y la indemnización del antiguo empleador le permitían mantener la misma calidad de vida. Además, Elena invirtió mucho dinero en propiedades, por eso podía contar con unos ingresos pasivos constantes. En definitiva, el dinero no era un problema. Pero un día la vida sin preocupaciones laborales, reuniones con compañeros y socios, nuevas tareas ambiciosas, etc. la empezó a aburrir. Por eso, cuando con Elena contactó el representante de una corporación de la industria que conocía perfectamente, accedió a pasar una entrevista con él. Resultó que la corporación necesitaba urgentemente un director financiero que podría ayudarles con algunas cuestiones pendientes. Una alta remuneración no era algo que le interesaba a Elena, pero las tareas ambiciosas y una cultura corporativa interesante la llamaron mucho la atención. Gracias a su experiencia de trabajo y a que era consciente de su valor para la empresa, nuestra protagonista consiguió negociar una incorporación gradual, trabajo desde casa y una gran cantidad de incentivos de los que no disponían otros altos directivos de la empresa. Ahora puede coger un permiso sabático conservando su puesto, viaja por el mundo con un seguro de cobertura total y la atienden en los mejores establecimientos de la ciudad.
¿Cuál es la moraleja?
Cuando estás seguro de tu propio valor para una empresa, puedes elegir tranquilamente tanto al empleador, como los incentivos y el salario que te ofrecen. Y para estar seguro de tu valor, es necesario aprender habilidades nuevas en la práctica y mejorar las competencias en cursos teóricos. Podemos ayudarte con ambas cosas: Lectera ofrece una multitud de programas orientados a los empleados que ya tienen experiencia. ¡Encuentra ahora el que más te convenga!
Había peleado con sus compañeros y tuvo que volver a trabajar en el mismo equipo
Mark tenía 23 años cuando decidió probar un nuevo trabajo. Estaba harto de trabajar en su puesto: no le gustaba el equipo, no le gustaba la oficina, no le gustaban los jefes, ni las comidas en el comedor ni los incentivos que ofrecía la empresa. Por eso decidió irse a la francesa y cuando le preguntaron por qué no iba a la oficina ni contestaba a las preguntas de los clientes, dijo que porque nunca le habían apreciado. Después de discutir con todo el mundo incluido su jefe, Mark se marchó a un sector diferente. Allí tuvo que aprenderlo todo desde cero, lo cual supuso renunciar al salario que ganaba antes. Tras seis meses de intentos, Mark se dio cuenta de que tenía que cambiar de enfoque. Pero para aquel momento, ya no tenía motivación: no quería aprender, conseguir experiencia e imagen, y creía que estaba quemado. En realidad, Mark simplemente no sabía qué le gustaba, por eso estaba cambiando entre sectores y puestos. Como sus competencias no cambiaban, tras unos meses de intentos de empezar una nueva carrera, Mark tuvo que buscar un trabajo extra en el sector que había abandonado. Dio la casualidad de que lo encontró en aquella empresa de la que se había marchado de mala manera. A la empresa no le estaba yendo muy bien, por eso estaban subcontratando. Lo único que cambió en el antiguo equipo de Mark fue el director, que decidió darle parte de las tareas, pero sus compañeros, que aún recordaban el insulto que les había infligido antes, siguieron siendo los mismos. Como resultado, Mark no duró mucho allí.
¿Cuál es la moraleja?
Si cambias de profesión y quieres labrarte una nueva carrera, tienes que estar preparado para un salario más bajo al principio. También tendrás que estudiar mucho, dedicar tiempo a cursos adicionales, sentirte como un recién llegado y pasar por las vicisitudes tan familiares para toda persona que empieza su carrera. Pero puedes hacer lo que sea si realmente quieres. Apúntate a los cursos de Lectera: te explicaremos de manera rápida y clara todo lo que es necesario saber para iniciarte en una profesión nueva.
Regresó a su país de origen y empezó a trabajar en un puesto inferior que el suyo
Hace unos dos años Rosa se mudó del país en el que había vivido 25 años. Quería construir una vida nueva en Europa: estudiar un master en una universidad local, ganar una beca para estudiar, empezar a trabajar en el campus, luego pasar unas prácticas, hacerse notar, encontrar trabajo en una empresa local y asimilarse a la sociedad. Consiguió entrar en una universidad local, pero no en la que quería. Consiguió reducir los costes de los estudios, pero no al cien por cien. La carga financiera aumentó: Rosa tenía que trabajar para ganarse la vida, pero el dinero del país donde se había criado, valía muy poco en el nuevo país, en el campus le pagaban una miseria por 20 horas semanales, y el alojamiento en la residencia a veces le costaba más que su sueldo oficial. Rosa ha hecho prácticas en dos sitios mientras estudiaba, pero después de un año de obtener el diploma de master, seguía sin encontrar trabajo. Los intentos de quedarse en el país no fueron en vano: Rosa viajó y visitó sitios interesantes. Sin embargo, su vida profesional no fue tan bien y Rosa regresó a su país: las condiciones del visado ya no le permitían seguir en el país con el que había soñado tanto tiempo. Como su diploma de máster y la experiencia de trabajo no coincidían con las cualificaciones antiguas y las profesiones que estaban solicitadas en su país, Rosa tuvo que aceptar un trabajo en el mismo sector que antes, pero en un puesto inferior. Su sueldo se redujo y el interés en la profesión disminuyó.
¿Cuál es la moraleja?
A la hora de tomar cualquier decisión, ten en cuenta el máximo de datos. Piensa con antelación, haz hipótesis, mejora tus habilidades para estar siempre actualizado. Lo puedes hacer incluso si estudias y trabajas a la vez. Simplemente apúntate a cursos gratuitos de Lectera, aprende nuevas habilidades y ponlas en práctica con casos reales. Es fácil y útil.