Todo a la vez: qué es el síndrome FOMO y cómo reconocerlo en uno mismo
¿Hacer yoga, iniciar un blog personal, viajar por el mundo o aprender una nueva profesión? ¿O quizás todo al mismo tiempo?
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Así es como se manifiesta el efecto FOMO: el miedo obsesivo a perder una oportunidad o una oferta. Veamos cómo surge este síndrome, quiénes son más propensos a él y si es posible superarlo por uno mismo.
FOMO (del inglés Fear of Missing Out) es el miedo a perderse algo importante (aunque a veces sea insignificante). A menudo también se le llama el "síndrome de las oportunidades perdidas". Generalmente, una persona que lo padece cree que la vida de los demás es mucho más interesante y llena de eventos. Teme que los otros estén divirtiéndose, viajando, saliendo con alguien, enamorándose, creciendo profesionalmente y ganando millones, mientras que su propia vida personal, laboral y demás aspectos le parecen aburridos, sin éxito y monótonos.
Precisamente el efecto FOMO impide a las personas tomar decisiones con facilidad. Es típico que quienes lo sufren no puedan elegir por temor a perder algo importante. Intentan aceptar varias ofertas a la vez, estar en varios lugares simultáneamente y dominar múltiples profesiones, con tal de no perderse nada. Así se distingue FOMO del efecto psicológico FOBO (Fear of Better Options), caracterizado por una auténtica parálisis de decisión: en lugar de elegir, la persona no hace nada, lo pospone todo "para después" y sufre de procrastinación.
En otras palabras, FOMO lleva a las personas a lanzarse a todo: aceptar cualquier trabajo, probar todo tipo de entretenimiento. Mientras que con FOBO, la persona queda paralizada por la abundancia de opciones. Otra diferencia clave es que FOMO perjudica principalmente al individuo que lo sufre, mientras que FOBO afecta a su entorno: la persona no puede comprometerse, se arrepiente constantemente de sus decisiones sin fundamento real y mantiene a colegas, subordinados e incluso seres queridos en la incertidumbre por su incapacidad para decidir.
Según una de las muchas investigaciones sobre FOMO, hombres y mujeres son igualmente propensos a este fenómeno. Su aparición depende directamente de cuánto tiempo se pase en redes sociales y del estado emocional de la persona, por ejemplo, su nivel de ansiedad.
Los científicos descubrieron que las personas neuróticas (más ansiosas, inquietas e inestables emocionalmente) tienden a experimentar FOMO con más frecuencia. No obstante, los psicólogos consideran que la principal causa del síndrome es la insatisfacción con la propia vida. Cuantas menos ambiciones y planes realizados tenga una persona, más exitosos le parecerán los demás. Además, FOMO genera una baja autoestima: en busca de reconocimiento, respeto y validación social, las personas se lanzan a cualquier oportunidad.
Otro factor es la necesidad humana básica de pertenecer a un grupo. Queremos ser parte de algo más grande, por eso intentamos mantenernos informados, decimos que sí a eventos que en realidad no nos interesan y buscamos la aprobación de colegas y conocidos. De lo contrario, la persona se siente excluida, rechazada e incluso llega a temer la soledad.
La carencia de relaciones cercanas y de confianza también es clave para el desarrollo de FOMO. La falta de comunicación puede hacer creer que los demás llevan una vida más plena y rica.
Curiosamente, todas las emociones provocadas por FOMO se intensifican por las redes sociales. El deseo de estar al tanto siempre ha existido, pero antes podía tardar días o semanas. Hoy basta con un clic para seguir eventos en tiempo real. Por eso, FOMO se considera a menudo un compañero inseparable del uso excesivo del teléfono móvil.
Hace unos años, investigadores de la Universidad de Oxford descubrieron que el 75 % de los encuestados había experimentado algún grado de FOMO. En el mundo actual, el riesgo de padecer el síndrome de las oportunidades perdidas está en aumento. Te ofrecemos una lista para ayudarte a saber si formas parte de ese grupo. Marca todas las afirmaciones con las que te identifiques:
Pienso constantemente en lo que hacen mis amigos y qué ocurre en sus vidas.
Suelo compararme y comparar mis logros con los de los demás.
Quiero ser el mejor o la mejor en todo.
Me molesta saber que mis amigos o conocidos fueron a algún lugar sin mí.
Creo que mis amigos y colegas tienen muchas más oportunidades que yo.
A menudo siento envidia cuando alguien habla de compras, viajes u otros momentos de su vida.
Me incomoda estar desconectado mucho tiempo: temo perder noticias importantes o novedades.
Pierdo la noción del tiempo cuando uso redes sociales, navegando sin rumbo.
Sigo lo que hacen excompañeros y excolegas para mantenerme informado.
Intento asistir a todos los eventos a los que me invitan, incluso si no me interesan.
Quiero caerle bien a todo el mundo y me decepciona saber que alguien piensa mal de mí.
Cuantas más afirmaciones marques, mayor es la probabilidad de que tengas FOMO. Por supuesto, esta lista no es exhaustiva. Cada persona lo experimenta de forma distinta. Aun así, hay síntomas comunes:
deseo compulsivo de estar informado de todo;
pensamientos constantes sobre lo que hacen los amigos y lo que pasa en sus vidas;
sensación de que la propia vida es aburrida y monótona;
deseo de agradar a todos y destacar en todo;
tendencia a aceptar cualquier oferta o aventura;
consumismo impulsivo;
ansiedad o malestar por perderse eventos u oportunidades;
dificultad para concentrarse en el presente.
Es normal admirar o incluso envidiar a otros, mientras eso no impida vivir y disfrutar de la propia vida.
Aprendiendo por tema
Además de causar molestias -como el exceso de tiempo en redes sociales-, FOMO puede tener consecuencias graves. Por ejemplo, fatiga crónica y falta de sueño, ya que quienes lo padecen reaccionan impulsivamente a cualquier propuesta, incluso en su propio perjuicio, por miedo a perderse algo.
El deseo constante de estar informado sobrecarga la psique, genera estrés crónico y aumenta la ansiedad. Compararse con los demás también provoca creciente insatisfacción y decepción.
Además, FOMO consume el recurso más valioso de nuestro tiempo: el tiempo. En su afán por aprovechar todas las oportunidades, las personas gastan energía y horas en actividades que no brindan satisfacción ni resultados. Ese tiempo podría dedicarse a alcanzar metas reales. Como dice el refrán: "El que mucho abarca, poco aprieta". Es mejor elegir un camino significativo que perseguir beneficios ilusorios.
No existe una solución universal para eliminar FOMO de forma definitiva. Todo depende de cómo se manifieste en cada caso. Aun así, hay recomendaciones generales que pueden ayudarte tanto a superarlo como a prevenirlo.
Consejo 1: Establece prioridades y objetivos
Recuerda: el día tiene solo 24 horas. No intentes hacerlo todo al mismo tiempo. Concéntrate en lo que es realmente importante en el presente. Revisa regularmente tus valores, escucha tus deseos y evita compararte con los demás. Toma decisiones y acepta solo las ofertas que se alineen con tus principios y metas.
Consejo 2: Valora tus logros
Haz una lista detallada de lo que has conseguido, aprendido y dominado en el último año o dos. Agradécetelo. Así evitarás restarle valor a tus avances. Reconoce el éxito que puedes alcanzar ahora. Prioriza el descanso y el sueño, y no te exijas ideales imposibles. Acepta que, como todos, no eres omnipotente, y la vida será más fácil.
Consejo 3: Desintoxicación digital
Cuanto más tiempo pases en redes sociales, mayor es el riesgo de desarrollar FOMO. Establece pausas: evita el consumo de contenido, vídeos o juegos sin sentido al menos los fines de semana. Incluso unos días sin dispositivos pueden mostrarte cuánto tiempo estás recuperando. O desconéctate una hora antes de dormir cada noche. Tu salud mental y física te lo agradecerá.
Consejo 4: Atención plena y autorreflexión
La atención plena es la capacidad de estar presente aquí y ahora. Puedes desarrollarla mediante meditación, escritura reflexiva o simplemente en silencio: un componente esencial de la productividad. La reflexión es igual de importante: analizar pensamientos, acciones y decisiones te ayuda a dejar de lado las obsesiones y tomar decisiones más sabias. Hazte preguntas como: "¿Qué siento exactamente?", "¿Me gusta este sentimiento? ¿Por qué?", "¿Realmente me importa o solo busco aprobación?", "¿Podría actuar de otra manera? ¿Qué ocurriría entonces?"
Consejo 5: Cambia FOMO por JOMO
En contraposición a FOMO, existe el concepto JOMO (Joy of Missing Out): la alegría de no estar en todo, de disfrutar lo que uno ya tiene, sin perseguir lo inalcanzable. Solo en el silencio se escuchan los verdaderos deseos. Descubre lo que realmente te importa y lo que puedes soltar sin culpa.
Por supuesto, la forma más efectiva de lidiar con FOMO es mediante terapia psicológica regular. Un especialista no solo te ayudará a eliminar los síntomas, sino también a trabajar sus causas más profundas.
Pero también puedes empezar por practicar por tu cuenta la atención plena, la autoestima y el JOMO. Aprenderás a tratarte con amabilidad y a desarrollar respeto por ti mismo. Recuerda: no necesitas la aprobación de los demás para quererte y valorarte.
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