El mundo moderno sigue desarrollándose rápidamente, y la inteligencia emocional está desempeñando un papel cada vez más importante en él.
"La habilidad para manejar las propias emociones e interactuar hábilmente con los demás es mucho más importante que las hard skills y el coeficiente intelectual (IQ)", afirman expertos mundiales y coaches profesionales. Vamos a explorar por qué la inteligencia emocional es crucial no solo en la vida personal, sino también en la actividad profesional, cómo afecta al éxito y qué se necesita para desarrollar la inteligencia emocional.
Inteligencia emocional: todo lo que necesitas saber
La inteligencia emocional, o coeficiente emocional (EQ), se refiere a la habilidad de reconocer e interpretar correctamente las propias emociones, así como comprender los verdaderos deseos, intenciones y motivaciones de otras personas. Además, la inteligencia emocional implica una reacción hábil a la manifestación de emociones y su gestión. El productor Robert Cooper llama a la inteligencia emocional "la capacidad de sentir, comprender y utilizar conscientemente la fuerza de las emociones como fuente de energía, información e influencia".
Estamos de acuerdo en que, a veces, un alto coeficiente intelectual, es decir, IQ, no es suficiente para interactuar exitosamente con las personas que nos rodean, lograr nuestros objetivos y vivir en armonía con nosotros mismos. Para esto, es necesario poseer un alto EQ, o inteligencia emocional. Se clasifica como habilidades blandas, también conocidas como habilidades interpersonales, que permiten comunicarse eficazmente con colegas y personas del entorno, construir relaciones saludables, llevar a cabo negociaciones exitosas y lograr metas establecidas, aprender rápidamente y adaptarse a condiciones cambiantes.
Se destacan varias componentes de la inteligencia emocional:
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Autoconciencia: es la capacidad de reconocer y entender correctamente las propias emociones, identificando la causa de su aparición y comprendiendo su impacto en el bienestar personal.
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Empatía: implica la percepción de las emociones de los demás, la habilidad de comprender lo que otra persona está experimentando y compartir esos sentimientos. Esto incluye la capacidad de escuchar, interpretar señales emocionales, mostrar simpatía y brindar el apoyo necesario.
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Expresión emocional: consiste en la habilidad de no ocultar las propias emociones, expresarlas de manera ecológica teniendo en cuenta las emociones de los demás. También implica la capacidad de solicitar empatía y apoyo, así como establecer relaciones saludables con los demás para lograr armonía tanto externa como internamente.
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Gestión de emociones propias y ajenas: es la habilidad de controlar la manifestación de las emociones, lidiar con el estrés, adaptarse a situaciones cambiantes y tomar decisiones constructivas y equilibradas. Solo después de aprender a manejar las propias emociones se puede regular la expresión de los sentimientos de otras personas, influir en sus emociones o, por el contrario, prevenir estallidos emocionales y decisiones impulsivas..
En resumen, una persona con un alto nivel de inteligencia emocional puede reaccionar de manera más razonable ante situaciones negativas, comprender objetivamente la crítica, entender a los demás y proporcionarles retroalimentación necesaria. Según Daniel Goleman, psicólogo, periodista científico y autor del libro "Inteligencia Emocional", las personas con un alto EQ tienen una mayor inclinación al liderazgo, así como una resistencia psicológica y un alto nivel de rendimiento laboral.
Cómo la inteligencia emocional puede afectar tu carrera
De acuerdo con un estudio realizado por la consultora internacional Egon Zehnder, las personas con una inteligencia emocional desarrollada tienen muchas más probabilidades de tener éxito en sus carreras profesionales. Los expertos del Instituto de Investigación Carnegie en Estados Unidos también creen que aproximadamente el 85% del éxito está relacionado con una inteligencia emocional elevada, habilidades de liderazgo desarrolladas y la capacidad de comunicarse. En consecuencia, solo el 15% restante del éxito depende de competencias profesionales y conocimientos especializados.
El psicólogo Daniel Goleman afirma: "Las personas con un alto coeficiente intelectual pero bajo coeficiente emocional se convierten en nerds estereotipados: críticos, condescendientes, cerrados, incapaces de expresar sus sentimientos. Y viceversa, aquellos que desarrollan su inteligencia emocional se vuelven equilibrados, comunicativos, leales, cariñosos, con una vida emocional rica pero moderada: se sienten cómodos consigo mismos, con los demás y con la sociedad en la que viven". Sin embargo, es importante mantener un equilibrio y poder desarrollar no solo habilidades humanas flexibles relacionadas con la inteligencia emocional, es decir, habilidades blandas, sino también competencias profesionales. Esta combinación de habilidades es un verdadero requisito indispensable para cualquier profesional en el mundo moderno.
No obstante, la inteligencia emocional tiene un impacto significativo en el logro del éxito, ya que está directamente relacionada con los factores clave para construir una carrera estable y próspera. Específicamente:
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Cualidades de liderazgo: La capacidad de gestionar las propias emociones y las de los demás, controlarlas, regularlas y dirigirlas hacia el objetivo adecuado hace que los profesionales no solo sean empleados eficaces, sino también verdaderos líderes capaces de guiar, inspirar y motivar a su equipo.
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Habilidades de comunicación: Un alto coeficiente emocional permite establecer una conexión de confianza con colegas, líderes, socios y, por supuesto, clientes. La habilidad de leer e interpretar correctamente las emociones de otras personas, comprender sus verdaderos deseos y necesidades, contribuye a una comunicación efectiva y a una resolución rápida de conflictos.
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Habilidad para interactuar con el entorno y habilidades interpersonales: Las personas con un alto desarrollo de inteligencia emocional encuentran fácilmente un lenguaje común no solo con nuevos colegas, líderes o subordinados, sino también con personas de otras profesiones e intereses. Son capaces de trabajar eficientemente en equipo, brindar apoyo, mostrar empatía y motivar a otros miembros del grupo de trabajo, contribuyendo así a mantener un clima psicológico saludable en el entorno laboral.
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Resistencia al estrés: La inteligencia emocional ayuda a enfrentar situaciones estresantes y sus consecuencias negativas, a reaccionar objetivamente a la crítica, adaptarse rápidamente a los cambios y tomar decisiones racionales y equilibradas en circunstancias ambiguas.
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Habilidad para la toma de decisiones: La capacidad de tener en cuenta los aspectos emocionales es crucial para tomar decisiones más reflexivas y constructivas.
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Trabajo en uno mismo: Un desarrollo avanzado de la inteligencia emocional implica honestidad consigo mismo, reflexión continua, evaluación del propio comportamiento y, por ende, un proceso constante de autorreconocimiento. En nuestro mundo en constante evolución, esta es una de las habilidades más importantes: la flexibilidad y la adhesión a la tendencia del aprendizaje continuo a lo largo de la vida (lifelong learning).
La Universidad de Harvard asigna un papel crucial a la inteligencia emocional en la autorrealización profesional, según afirman los científicos. Según un estudio de Passive Secrets, solo el 36% de las personas en todo el mundo poseen un EQ alto, a pesar de que las habilidades emocionales son mucho más importantes para el éxito y la construcción de una carrera prestigiosa que el cociente intelectual. Como dijo el empresario estadounidense Jack Welch: "Por supuesto, hay muchas menos personas con un alto coeficiente emocional que simplemente personas educadas, pero, según la experiencia, el conocimiento de los principios de la inteligencia emocional es mucho más importante para un líder. Simplemente no puedes ignorarlo".
Cómo potenciar la inteligencia emocional: los consejos más eficaces
Para mejorar la inteligencia emocional, se destacan la conciencia y el autocontrol. En otras palabras, el desarrollo de la IE debe comenzar con la conciencia de lo que está sucediendo contigo, qué emociones experimentas en momentos específicos, por qué surgen esas emociones y cómo lidiar con ellas. Para ello, es necesario aprender a observarse desde fuera y evaluar las emociones por separado de la propia personalidad. El autocontrol implica la capacidad de expresar la emoción sin participar en batallas emocionales, sino de formular hábilmente el origen de tus sentimientos y tomar decisiones equilibradas sobre esa base.
Aquí tienes algunos consejos efectivos para desarrollar tu inteligencia emocional:
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Practica el mindfulness
Este proceso psicológico se centra en la conciencia profunda de los eventos actuales. Se trata de la capacidad de percibir el entorno y tu propio estado interno, incluidos los sentimientos y emociones actuales. La pregunta clave para cultivar el pensamiento mindfulness es: "¿Cómo me siento en este momento?" La honestidad contigo mismo es fundamental para avanzar hacia la armonía contigo mismo y con el mundo que te rodea.
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Desarrolla empatía y lleva un "diario de emociones"
Para no olvidar dedicar tiempo a tus emociones, concentrarte en tus propios pensamientos y sentimientos, es mejor mantener un diario separado llamado "Diario de emociones". Cada vez que notes irritación, ofensa, inseguridad, envidia, ternura, o cualquier tono emocional, incluso apenas perceptible, regístralos en papel. Trata de describir detalladamente tu estado, compararlo con sentimientos que ya hayas experimentado, y reflexiona sobre lo que causó esa emoción y por qué reaccionaste de esa manera. También presta atención a las manifestaciones físicas de la emoción, como apretar los dientes en momentos de enojo o temblor en las manos cuando sientes miedo. Aclara cuánto tiempo duró ese sentimiento y qué más lo acompañó. Esto te ayudará a conocerte nuevamente y a conocerte mejor. Además, solo así aprenderás a reconocer tus emociones a tiempo, controlarlas y no sucumbir a provocaciones externas.
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Dáte una pausa
El ejercicio de la "pausa antes de la reacción" tiene como objetivo desarrollar el control y la gestión de las emociones. Antes de reaccionar a cualquier evento, incidente o comentario crítico, date al menos unos segundos para reflexionar y meditar sobre esa reacción. Esto te ayudará a evitar acciones impulsivas de las que te arrepentirás después. Recuerda siempre la necesidad de reflexionar sobre tus acciones, incluso si es solo una respuesta, antes de llevarla a cabo.
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No olvides las meditaciones
En primer lugar, las meditaciones están dirigidas a encontrar la paz interior y restablecer los recursos internos. Durante la meditación, el cerebro descansa al no procesar grandes cantidades de información. Esto permite detener la interminable persecución de plazos y "respirar". Lo más importante es poder abstraerse del mundo exterior y concentrarse en uno mismo, en las sensaciones internas y pensamientos. Es mejor comenzar la meditación con la práctica de la respiración consciente. Para ello, siéntate cómodamente, endereza la espalda y coloca las piernas en posición recta. Es preferible apagar el teléfono de antemano y asegurarse de que nada te moleste. Solo después de esto, cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Realiza inhalaciones y exhalaciones lentas; en unos segundos comenzarás a pensar en algo o a soñar despierto. En este momento, lo más importante es contener el impulso y no sumergirte en recuerdos, sino volver a enfocarte en la respiración.
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Practica la "escucha activa"
Así se llama la habilidad de no solo escuchar atentamente al interlocutor y procesar la información, sino también participar activamente en la conversación, hacer preguntas de seguimiento y mantener el flujo de la charla. Esto ayuda a mejorar las relaciones entre los interlocutores, aumentar el nivel de confianza entre ellos e incluso prevenir conflictos. Las personas que practican la escucha activa resultan ser interlocutores muy interesantes y empáticos, con quienes es agradable y valioso comunicarse. Por lo tanto, trata de no distraerte con las notificaciones del teléfono y pensamientos ajenos durante la conversación, no interrumpas al hablante, asiente periódicamente, mírale a los ojos, haz preguntas que te interesen y aclara la información que no entiendas. Además, si tienes algo que agregar, comparte un poco de tu experiencia. En este caso, la escucha activa dará sus frutos y fortalecerá la relación entre tú y tu interlocutor.
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No temas recibir retroalimentación
Para entender qué habilidades te faltan, cuáles son tus debilidades y cuáles son tus fortalezas, es necesario obtener opiniones externas. Pide a tus amigos, colegas, superiores que te den retroalimentación. Pregúntales cómo te ven como persona: tal vez, impulsivo e incontenible o, por el contrario, dócil e incluso inexpresivo. También no está de más saber cómo tus reacciones emocionales afectan a las personas que te rodean. Prepara un conjunto de preguntas para hacer a tu entorno, luego saca conclusiones sobre lo que te falta y qué habilidades debes mejorar en primer lugar.
La inteligencia emocional, quieras o no, es un componente fundamental del éxito en tu carrera y autorrealización profesional. La conciencia de tus propios sentimientos y de las emociones de los demás te permitirá mirar objetivamente diversas situaciones, reaccionar de manera informada, tomar decisiones correctas y, así, aumentar la productividad en el trabajo. Recuerda que el éxito está en tus manos, o más precisamente, en ti mismo. Por lo tanto, no ignores los consejos que has aprendido hoy. Intenta implementar al menos algunas de las prácticas sugeridas, y los primeros resultados no tardarán en llegar.