Todos queremos conseguir reconocimiento, éxito y estabilidad económica en nuestro trabajo.
Sin embargo, tenemos que superar muchas dificultades para alcanzar estos objetivos, porque no sólo nuestras cualidades profesionales, sino también nuestro estado emocional, rasgos psicológicos de personalidad, hábitos e incluso valores influyen en nuestra productividad y rendimiento.
Estarás de acuerdo en que, con bastante frecuencia, las personas toman decisiones de forma irracional, basándose únicamente en sus corazonadas e ideas preconcebidas. Así que uno de los desencadenantes que involuntariamente desencadena en nosotros una cadena de reacciones incontrolables suele ser el llamado "ancla emocional". ¿En qué consiste? La forma más fácil de explicarlo es con un ejemplo. Digamos que oyes una vieja canción que escuchabas cuando estabas en la universidad y tu primer amor te rompió el corazón. Entonces, al oír aquella canción, empiezas a revivir involuntariamente los acontecimientos traumáticos del pasado y experimentas las mismas emociones que sentiste entonces. Esto puede ocurrir a nivel subconsciente, aunque no recuerdes la canción conscientemente. Hay muchos desencadenantes en la vida de todos que nos hacen caer en la melancolía y escapar de la realidad a un mundo de recuerdos y emociones injustificadas. ¿Se puede evitar o, por el contrario, se puede utilizar en beneficio de la carrera profesional?
Ancla emocional: cómo funciona y cómo se da
Como ya hemos descubierto, el ancla emocional es una especie de desencadenante, es decir, un estímulo específico y designado que desencadena una reacción emocional en una persona. En otras palabras, el ancla emocional sirve como una señal para nuestro subconsciente, obligándonos a experimentar ciertas situaciones y estados una y otra vez. Al mismo tiempo, puede tener muchas formas, propósitos y características diferentes.
La clasificación básica de los anclajes emocionales se basa en el principio de nuestra percepción. Es decir, todas las anclas se dividen según la forma en que nos afectan. Así, destacan:
-
Anclas visuales
Casi todas las imágenes, fotografías o imágenes visuales que vemos desencadenan una emoción determinada. Del mismo modo, determinados colores, logotipos o emblemas, gestos, artículos de interior, etc. también pueden evocar emociones. Si hablamos de anclas visuales "humanas" (es decir, anclas que cualquier persona posee para los demás), se trata sobre todo del pelo, el olor, el estilo, los rasgos faciales y los accesorios. Por ejemplo, piensa en cuáles serían tus emociones si imaginaras la imagen de tu jefe en este momento. ¿Qué sería diferente si te imaginaras a tu ser querido delante de ti? ¿Por qué reaccionas de forma tan diferente ante ambas imágenes? Porque ambas tienen anclas visuales diferentes para ti. Eso significa que también evocan asociaciones y reacciones emocionales diferentes.
-
Anclas auditivas, o anclas de tipo sonoro
Las anclas auditivas son igualmente comunes y se consideran tan poderosas e influyentes para nuestra mente subconsciente como las anclas visuales. Pueden ser ciertos sonidos molestos o, por el contrario, que nos recuerdan algo agradable (como las canciones). Además, el timbre de voz, el tono y la entonación de la pronunciación de una persona también se consideran anclas auditivas. Por eso las voces de algunas personas que conoces pueden repelerte y hacerte sentir incómodo. O un ejemplo familiar: el sonido del despertador, que nos hace pasar saliva con ansiedad y asustarnos. Si la misma melodía está en el tono de llamada de tu colega, escucharla hará que tus propias asociaciones emocionales sean inevitables.
-
Anclas kinestésicas
Estas anclas son mucho más difíciles de detectar y comprender, pero quizá sean las más poderosas de todas. Incluyen sensaciones y tactos, olores y sabores. Por ejemplo, la comida que te preparaba tu abuela cuando eras niño siempre te evocará sentimientos y te recordará una infancia feliz. Pero el perfume que usaba tu jefe abusivo será un desencadenante de irritación, ansiedad y preocupación. Del mismo modo, todo tipo de tacto, como una palmada en el hombro, el roce de la mano o cualquier otra sensación táctil, puede ser un anclaje para una persona.
Todos los anclajes emocionales también pueden dividirse según su efecto en una persona: pueden ser positivos o negativos. Como puedes adivinar fácilmente, las primeras son agradables y te permiten volver a disfrutar del momento, mientras que las segundas tienen un efecto extremadamente destructivo en la psique y causan estrés. Sin embargo, cualquier ancla emocional te sacará de tu realidad y te hará perder el control de tu vida. Autogestionar tus emociones y encontrar la confianza interior te ayudará el curso "Stress management". Sigue leyendo para aprender a utilizar los anclajes emocionales para aumentar tu productividad.
Cómo funciona el proceso de anclaje. Principios fundamentales
Los anclajes emocionales están inevitablemente presentes en la vida de todos. Sin embargo, es importante conservar sólo las más constructivas y eficaces, y deshacerse de las destructivas. Averigüemos cómo controlar los anclajes, fijarlos conscientemente y filtrarlos.
El anclaje es el proceso de conectar o vincular un determinado acontecimiento (desencadenante) con el estado interno, los sentimientos y las emociones de una persona. De este modo, se vincula una reacción deseada a un acontecimiento, objeto o sentimiento concreto, y una persona siente un mayor control sobre su estado psicológico.
Para iniciar el anclaje, primero debes decidir qué estado o sentimiento deseas "anclar", es decir, vincularlo a una imagen o acción concreta. Esto te permitirá experimentarlo prácticamente con un "chasquido de dedos". Como ejemplo, considera la siguiente situación: has alcanzado importantes objetivos profesionales, tu negocio está floreciendo, así que por fin has decidido tomarte unas vacaciones y te has ido al mar. Estás de muy buen humor, disfrutas del paisaje y decides visitar un acogedor restaurante junto al mar. En el menú, ves un postre exclusivo, como una oblea de cannoli. ¡Pruébalo! Despacio, con cuidado. Saboréalo y piensa solo en el descanso, en el entorno agradable de tu alrededor y relájate. De esta forma asociarás el cannoli con el bienestar y la relajación. Y si en el futuro te acecha un mal estado de ánimo, contratiempos en el trabajo o agotamiento emocional, ve a la cafetería y pide el mismo postre, que en un día degustaste en la cima de tu éxito. ¡Y entonces estarás lleno de nueva energía y motivación para hacer frente a cualquier dificultad!
Por supuesto, en la práctica, las cosas son algo más complicadas que en nuestro ejemplo. Para que el proceso de anclaje y la necesaria conexión "estímulo-reacción" se produzcan con seguridad, te sugerimos que te guíes por los siguientes principios:
-
Singularidad
El estímulo debe ser único. Esto significa que un simple apretón de manos, una palabra conocida o cualquier acción cotidiana no serán el desencadenante. Para que una acción desencadene una reacción determinada, debe ser inusual, repetirse raramente y recordarse bien. Si has estado comiendo tubos de gofre todos los días en casa, seguro que no puedes relacionarlo con un día festivo. Pero si lo pruebas por primera vez...
-
Máxima intensidad
Esto significa que el ancla debe colocarse en el momento exacto en que el sentimiento, la emoción o la sensación que se experimenta son más intensos. Así se anclará firmemente a ese estado concreto.
-
Aislamiento
Es importante que este desencadenante no desencadene ninguna experiencia secundaria que no sean los sentimientos y sensaciones deseados a los que deseas anclarte. Es decir, el anclaje sólo debe provocar esa reacción concreta.
Los mismos principios que la propia técnica de anclaje se utilizan en la programación neurolingüística, una rama especial de la psicología práctica. Los profesionales de la PNL creen que con la ayuda de los anclajes emocionales puedes influir no sólo en ti mismo, sino también en las personas que te rodean, de modo que puedes establecer relaciones de confianza con ellas más fácilmente. Puedes obtener más información sobre este tema en nuestro curso especial, donde aprenderás no sólo a influir en las personas de forma verbal y no verbal, sino también a vender, desarrollar tu negocio y aumentar la confianza en ti mismo.
Aprendiendo por tema
Gestor de redes sociales
Una descripción detallada de las redes sociales clave para el trabajo y los negocios.
Nos encontramos con anclajes emocionales a diario, y a veces son ellos los que desequilibran y desbaratan nuestro estado de ánimo en el trabajo. Pero si sabes cómo funcionan estos anclajes emocionales, dominas los principios básicos de las técnicas de anclaje y los utilizas en tu vida diaria, ¡podrás aumentar enormemente tu productividad y alcanzar nuevos objetivos! Recuerda que ser capaz de gestionar tus propias reacciones, volver a ti y dotarte de recursos: son las habilidades más importantes para el profesional moderno en demanda.