Creo que no es necesario explicar qué significa “persona tóxica”.
Seguramente nada más escuchar esta palabra has pensado en tu conocido o compañero que te hace sentir como si te hubiera picado un escorpión después de relacionarte con él. También existen jefes así, por desgracia. En mi primer trabajo, cuándo era estudiante, mi jefe tampoco era una perita en dulce. Entonces, me dí cuenta de una cosa muy sencilla: lamentablemente, no puedo hacer nada con el carácter de otra persona. No puedo reeducar a una persona adulta y menos si es mi superior. Así que, solo había dos opciones: dimitir o aguantar. La segunda opción no es para personas débiles de corazón, pero puede funcionar si sabes qué hacer y cómo comportarte.
Síntomas de la "enfermedad": como identificar a un jefe tóxico
En primer lugar veamos cómo identificar a un jefe realmente tóxico, porque hay riesgo de que incluyas a tu jefe en esta categoría solo porque no te cae bien o porque te regaña por no haber cumplido los plazos. Recuerda que las llamadas de atención e incluso los regaños son algo normal si están justificadas y hay una razón para ello. La toxicidad no es solo por un carácter difícil, sino por un deseo consciente o inconsciente de manipular, humillar y conseguir así los propios objetivos (incluso si ese objetivo era simplemente autoafirmarse).
Por eso, si no estás seguro de que tu jefe realmente sea tóxico, échale un ojo a la siguiente lista para detectar la toxicidad:
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En el trabajo hay vaivenes emocionales todo el tiempo
A veces el jefe te felicita por buen trabajo, sonríe, saluda a todo el mundo, pero quince minutos después está gritando y lanzando grapadoras. Además, sus cambios de un estado de ánimo a otro son sin causa aparente: es como si se le cruzaran los cables sin más. En esos momentos crees que eres el culpable de su mal humor, y te pones a recordar frenéticamente dónde exactamente podías haberte equivocado. Como resultado, en el trabajo tienes ansiedad crónica, sentimiento de culpa y falta de confianza en ti mismo. Y todo esto es porque simplemente no encuentras causas racionales que justifiquen los enfados de tu jefe. Por eso andas de puntillas delante de él aguantando la respiración, por lo que el trabajo se convierte en un juego al escondite.
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El jefe no da instrucciones claras y luego critica el resultado
Instrucciones ambiguas es un problema de muchas empresas. Pero mientras en un trabajo creativo el empleado puede inventarse algo para salvarse, cuando se trata, por ejemplo, del desarrollo de un producto es un auténtico infierno. A menudo por culpa de esas instrucciones imprecisas, o más bien, pereza del jefe para especificar y aclarar, fracasa absolutamente todo el producto. ¿Y a quién va a culpar el jefe? Por supuesto que al empleado al que le echó una responsabilidad que tenía que haber asumido él mismo. Además, trabajar con instrucciones poco claras siempre agota y reduce la velocidad del trabajo, por no hablar del resultado final y el incumplimiento de las expectativas.
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Las bromas del jefe parecen ofensivas
Es el síntoma más común de una persona tóxica. Recuerda, si una broma te hace sentir ofendido o incómodo, entonces es una broma de mal gusto. O no es una broma en absoluto. Y cuando le dices al jefe que es inaceptable que bromee contigo de esta manera, enseguida se hace la víctima diciendo: "Pero que no hay nada malo en eso. ¿Tan sensible eres? Si lo decía en plan bien".
Aquí también se incluye la discriminación: si un jefe trata de manera parcial a alguno de sus empleados únicamente por algunos rasgos genéricos que no tienen nada que ver con la actividad profesional (por ejemplo, dice que las mujeres no pueden ser jefas), definitivamente no es normal. Aunque lo diga bromeando.
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El jefe chantajea o amenaza
Cuando digo amenaza o chantajea no me refiero a las amenazas con pistola como en las películas de acción, sino a los comentarios tipo: "Bueno, un empleado que no quiere trabajar hasta tarde junto con su jefe no merece estar en la empresa" o "Sabes, fulanito también espera recibir la bonificación y acepta trabajar hasta tarde sin que yo se lo pida". Es decir, es un síntoma claro de toxicidad si tu jefe intenta "colgarte" algo sin tu consentimiento, utilizando el miedo a perder el trabajo o la competencia.
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Desvalorizan tus logros y tu experiencia
Has conseguido cerrar un trato superdifícil, pero en vez de un agradecimiento has recibido un "Ha sido fácil". O el jefe en una reunión general dijo que era el mérito de todo el departamento o incluso suyo. Al mismo tiempo, los errores que cometes tú no se "comparten" de la misma manera entre todo el equipo, y a veces, al revés, hasta se exageran. Es decir, los errores son solo tuyos, pero tus victorias son las victorias del jefe.
Qué hacer si tu jefe tiene "síntomas tóxicos"
Como ya he mencionado al principio del artículo, hay dos opciones: dimitir o aguantar. Personalmente, cuando era joven, después de aquella experiencia horrorosa decidí que la segunda opción no era para mí: si se volvía a repetir, dimitía. Porque empleadores tiranos hay muchos y encontrar a uno más no sería ningún problema, así que buscar a uno normal que valorara lo que hacía no costaría tanto esfuerzo.
Sin embargo, no te animo en ningún caso a dimitir sin probar antes otras medidas. Al fin y al cabo, no todos los venenos son mortales: algunos de ellos tienen un antídoto. Así que puedes probar hacer lo siguiente si has dado con un jefe tóxico:
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Céntrate en los objetivos
Todo el mundo trabaja porque tiene un objetivo concreto. Normalmente ese objetivo es ganar dinero. Pero te aconsejo que busques algo más global e inspirador, algo que te apoye en un momento difícil y ayude a superar los obstáculos. El hecho de ganar dinero no suele ser suficiente. Piensa en algo más concreto: ¿a lo mejor sueñas con una casa en la playa o que tu familia no tenga ninguna necesidad? Trabaja para eso, no para ver a tu jefe. Un jefe tóxico es simplemente una condición de trabajo, no el trabajo en sí.
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Monitorea tus avances
Si tu jefe es tóxico, no tiene sentido esperar que te dé una valoración objetiva o te ayude a ascender. Tienes que ver tus logros tú mismo y felicitarte por ellos. Para eso planifica tareas de manera regular, lleva un diario, apunta las tareas cumplidas con éxito en una lista aparte. Sería mejor todavía si crearas un roadmap profesional y lo siguieras. Tienes que conocer bien tus habilidades, aptitudes y éxitos para mantenerte seguro de ti mismo independientemente de lo que diga el jefe. Al fin y al cabo, tú mismo sabes que lo estás haciendo muy bien.
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Mantén las distancias
Se puede minimizar los riesgos y motivos de una "intoxicación" si mantienes una subordinación estricta con el jefe. A menudo las personas tóxicas intentan reducir las distancias a una informal justamente para averiguar más información sobre ti y poder usarla luego en tu contra. Así que marca tus límites y frena los intentos del jefe de acercarse, o serás tú quien le dé un arma en la mano.
¡Nunca es tarde para poner límites! Incluso si crees que ya no hay ninguno. Simplemente después de una broma de mal gusto o situación inapropiada, recuerda a tu jefe sus diferencias de rango y que vienes a la oficina únicamente para cumplir con tus tareas laborales. En caso de un ataque abierto de tu jefe, te aconsejo que contraataques de manera firme, de lo contrario simplemente ni notará tus intentos de defenderte: "Estaré agradecido si cambias de tono y discutimos la situación tranquilamente como dos profesionales adultos".
Si por naturaleza eres una persona blanda a la que le cuesta defenderse, entonces puedes usar la táctica de la evasión y marcharte justo en el momento cuando el jefe empiece a mostrar signos de toxicidad.
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Separa el trabajo y la vida personal
Es un consejo universal que daría incluso a los que tienen un jefe más bueno que el pan. Nunca mezcles trabajo y vida personal. En caso de que lo primero se vuelva tóxico, lo segundo seguirá intacto y será tu "refugio" donde podrás recuperar tus recursos internos y calmarte. De lo contrario te arriesgas a intoxicarte por completo.
Aislar el trabajo de la vida personal es bastante sencillo: no contestes a los mensajes del trabajo mientras estás en casa; no trabajes en casa después de terminar tu jornada, llena tu tiempo libre con actividades agradables en vez de pensar en el día de mañana, procura tener actividades de ocio diversas para que tu vida no gire solo alrededor del trabajo.
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Usa la "psicología del aikido"
En psicología, "aikido" es una estrategia cuando te pones de acuerdo con todo lo que dice tu oponente, incluso si son cosas agresivas y desagradables. Al mismo tiempo, no te tomas en serio esas cosas y no crees en ellas: simplemente te comportas de manera condescendiente con tu oponente y luego defiendes tu opinión de manera educada, pero firme. La aceptación que precede a la confrontación siempre desarma y ayuda a reducir la tensión. Por ejemplo, el jefe te dice que eres un inútil. En respuesta asientes con la cabeza y le dices que así es y luego le pides: "¿Me podrías especificar, por favor, por qué exactamente dices que soy así?" y lleva la conversación a los hechos, no a las emociones.
Esta técnica es buena precisamente contra un ataque directo, pero requiere de muchas fuerzas mentales y preparación, por eso no vale para todo el mundo. A mí personalmente, siempre me ha faltado la paciencia para usarla, pero igual no es tu caso.
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Pide ayuda a los jefes superiores
Si los hay, claro. Es decir, si trabajas en un sitio que no sea una startup donde solo hay un jefe. En todos los demás casos, seguramente tu jefe tiene su propio jefe, mentor o socio, o sea, alguien a quien hace caso. No te aconsejo escribir una queja directamente: primero prueba a abordar la situación de manera educada y tranquila dando a entender que te cuesta trabajar bajo la dirección de tal jefe por ciertas razones y estás intentando averiguar cómo proceder. Incluso puedes considerar la posibilidad de cambiar de puesto dentro de la misma empresa: para eso acude al departamento de RRHH. A lo mejor te trasladarán simplemente a otro departamento a cargo de otra persona distinta.
Al final, me gustaría aconsejarte solo una cosa: sigue siendo profesional en tu trabajo. Cuando sabes a ciencia cierta que aportas a la empresa buenos resultados, eres consciente de tu valor y te esfuerzas de verdad, entonces ninguna persona podrá hacer que dudes de ti mismo. ¡Es más, tú mismo podrás dictar las condiciones a tu jefe! Al fin y al cabo, los empleados altamente cualificados son valiosos y nadie los quiere perder. Aumenta tu eficacia y experiencia, pero lo más importante, no te olvides que debes querer tu trabajo. No llegues al punto de ebullición: actúa aunque actuar signifique renunciar.