En casi todos los mensajes que escribo, reitero que el autoaprendizaje continuo es la clave del éxito y la promoción profesional en el mercado laboral actual.
Sin embargo, el aprendizaje constante no es tan fácil como parece: a veces falla la motivación, a veces los pensamientos se atascan con otras cosas, o simplemente no sabes cómo encontrar un enfoque a un tema complejo y dominarlo en la práctica. Una de las técnicas que me salvaron en mi época universitaria fue el mapa mental. Por supuesto, en aquella época no se llamaba así, simplemente tomaba notas intuitivamente, intentando juntarlo todo, como un mosaico, para meterlo en mi cabeza. Sin embargo, hoy en día tiene su propio nombre e incluso diversos enfoques para crearlo.
Qué es un mapa mental y por qué necesitas uno en tu formación
Un mapa mental, esquema mental, mind map o diagrama de conexiones (¡llámalo como quieras!) es una forma de formular y registrar pensamientos o conocimientos. Como nuestro pensamiento no es lineal, somos capaces de cambiar entre distintas conexiones lógicas y generar otros cien pensamientos en 0,001 segundos. Por eso, crear un mapa mental te permite pensar de forma sistemática y desarrollarte en la dirección que deseas, centrarte en lo importante e incluso ver la relación entre aquellas cosas que te parecen totalmente incompatibles.
Personalmente, sigo utilizando mapas mentales y creo que es una herramienta indispensable para estudiantes universitarios, empresarios que quieren poner al día su empresa o profesionales que quieren ponerse al día ellos mismos. Por ejemplo, el mapa mental me ayuda:
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generar y presentar nuevas ideas para proyectos de Lectera, para entender qué producto necesitan ahora nuestros estudiantes y el mercado EdTech, para que aprender con nosotros sea aún más cómodo y rentable;
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estructurar la nueva información antes o después de reuniones de negocios, conferencias, eventos y negociaciones;
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adquirir o consolidar nuevas habilidades, que voy desarrollando al igual que tú, con la ayuda de mis mentores;
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gestionar fácilmente las tareas, detallar un plan de trabajo, prever o planificar.
Como ves, el alcance del mapa mental es casi ilimitado. Tanto en tu carrera como en tu vida cotidiana.
Cómo podría ser tu mapa
No hay reglas estrictas, porque un mapa mental siempre es creativo. Lo principal es recordar que es tu herramienta y tu hoja de respuestas al mismo tiempo, así que elige un formato con el que te sientas cómodo trabajando. Existen muchos formatos de este tipo, pero personalmente sólo utilizo y recomiendo tres de ellos para el autoaprendizaje:
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Árbol. Este es el tipo más popular de mapa mental, en el que el tema principal se escribe en el centro de la hoja, y los conocimientos secundarios, términos, pensamientos, etc. se ramifican a su alrededor. Cuanto más alejada esté una rama del tema, menos importancia tendrá la información escrita en el mapa.
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Jerarquía. Escribe el tema principal en la parte superior de la hoja y, a continuación, ordena el resto de los conocimientos de forma descendente, desde los más importantes o complejos hasta los más sencillos o secundarios.
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Red. Es el tipo de carta más caótico y el más elegido por los principiantes, ya que depende totalmente de tu improvisación. Hay que reconocer que, a la larga, puede resultar complicado. Pero es fácil de hacer: se escriben las palabras clave en cualquier orden en una hoja de papel y luego se codifican por colores para identificar las relaciones deseadas. Sólo el tema principal se sitúa también en el centro.
Cómo crear un mapa mental para cualquier tipo de aprendizaje
En mi opinión, este método, del que hablaré, es universal. Es ideal para quienes tienen que trabajar con mucho material sobre un tema a la vez, y también se considera el más popular porque permite dominar absolutamente cualquier dirección. El método también es aplicable en los negocios: facilita mucho la toma de decisiones importantes y la ponderación de pros y contras.
Paso 1: Seleccionar y estudiar las 3-5 fuentes más informativas
Si no tienes una lista clara de bibliografía a la que ceñirte, te sugiero que preguntes a tus supervisores o mentores qué fuentes pueden aconsejarte. Un curso en línea, como Lectera, también sería una buena fuente, ya que allí sólo se ofrecen los conocimientos más actuales, "concentrados" y orientados a la práctica. También son adecuados los artículos útiles en Internet o las personas a las que puedes pedir que compartan contigo sus experiencias.
Paso 2: Identificar las ideas principales y convertirlas en palabras clave
En el proceso, debes formular el tema general de tu mapa y destacar los principales pensamientos, ideas o definiciones. Luego habrá que convertirlas en palabras clave, es decir, frases de 1-2 palabras que se asocian a los conocimientos deseados y que son fáciles de captar. Las palabras clave pueden ser de primer nivel, así como de segundo, tercero, cuarto, etc., en función de su importancia y relación entre sí. Te aconsejo que te tomes tu tiempo y pases gradualmente de las claves más importantes a las más sencillas.
Paso 3: Crea un mapa mental
Si eres principiante, lo mejor es que trabajes según el principio de "un libro, un mapa mental" para no confundirte, y después de procesar cada fuente, fusiones todos los mapas mentales en uno solo. Sin embargo, puedes saltarte este paso si confías en tus capacidades: compruébalo tú mismo.
Lo principal es seguir unas cuantas reglas a la hora de hacer un mapa, para poder utilizarlo cómodamente en el futuro:
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Cuanto más importantes sean las palabras clave (conocimientos), más gruesas deberán escribirse. Además, las ramas de las relaciones se hacen más gruesas a medida que te acercas al tema principal, y más delgadas a medida que te alejas. Así te resultará más fácil distinguir entre claves primarias y secundarias.
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Si tienes que trazar una secuencia concreta (por ejemplo, si estás intentando aprender una estrategia o un programa en particular), dibújala en el sentido de las agujas del reloj formando un pequeño círculo.
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Deja espacio entre las ramas y las palabras clave. De lo contrario, te confundirás.
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Utiliza diferentes colores, pegatinas, emojis y otras etiquetas. Por ejemplo, resalta en rosa las palabras clave de un área de conocimiento, en azul las de otra, o haz lo mismo por orden de importancia. También sería estupendo que pudieras adjuntar ilustraciones a las claves, en la medida de lo posible. El conocimiento siempre es más fácil de asimilar por asociación.
Y aquí puede surgir otra pregunta: ¿dónde deben dibujarse los mapas mentales? Puedes utilizar un simple trozo de cartulina o una hoja de papel A4, si te resulta más fácil asimilar la información cuando la escribes a mano. Pero, en general, hay un montón de aplicaciones móviles y servicios en línea geniales para crear un mapa mental. Las he probado y las recomiendo:
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XMind
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FreeMind
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Diagrams
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Bubbl.us
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SpiderScribe
Lo más importante que hay que recordar al hacer un mapa mental es que puede tener cualquier estructura y visualización que se desee. Su principal objetivo es convertirse en tu "archivo mental", donde te sientas cómodo y como en casa. Ya en el proceso de elaboración de dicho mapa, notarás que recuerdas mucha más información nueva que antes y encuentras conexiones de las que quizá ni siquiera te habló ninguno de tus profesores. Es, literalmente, encender al máximo las capacidades de tu cerebro, sin que tengas que hacer un esfuerzo titánico, ya que el procesamiento y la retención de conocimientos tendrán lugar en modo pasivo mientras dibujas. Así que no es sólo una forma creativa de aprender: ¡es una herramienta increíble que seguro que te sorprenderá! Si quieres saber más sobre los mapas mentales para crearlos de forma profesional, puedes consultar el glosario de Lectera.