Normalmente, asociamos la llegada de San Valentín a regalos y tarjetas conmovedoras, declaraciones de amor y citas románticas a la luz de las velas.
Sin embargo, amar y ser amado no sólo es agradable, sino también saludable. Los científicos llevan investigando la naturaleza del amor desde hace varias décadas, estudiando las peculiaridades del cerebro de los enamorados. Intentan averiguar si el amor realmente cura los males y alarga la vida, si puede ayudar a vencer los miedos además de otras formas de cambiar el estado del cuerpo. Mientras tanto, hemos encontrado 6 razones principales que te convencerán de que amar es vida.
El amor favorece la liberación de hormonas de la felicidad y el placer
El cerebro de una persona que experimenta sentimientos románticos hacia otra funciona de forma diferente. Esto se debe al hecho de que el cuerpo produce la hormona oxitocina, llamada «hormona del amor». Ese aumento de oxitocina se produce, por regla general, con el contacto físico, es decir, abrazos, besos y simplemente tocándose. La propia oxitocina se produce en el hipotálamo, la parte del cerebro responsable de indicadores importantes como la temperatura corporal, la sed y el hambre, así como de mantener el equilibrio en el cuerpo. Pero más allá de eso, es la oxitocina la que nos ayuda a construir y reforzar los vínculos sociales, como el apego parental o las relaciones románticas de pareja. Esta hormona refuerza estos vínculos, fomenta la unión y genera sentimientos de confianza.
Otra sustancia que se produce durante el enamoramiento y también se posiciona como la «hormona del apego y la fidelidad» es la vasopresina. Proporciona estabilidad y larga duración a las relaciones y entra en juego más tarde que la oxitocina, cuando la pasión y la atracción ya no son tan fuertes. Es gracias a la vasopresina que se pueden construir relaciones sólidas, porque estimula la aparición del apego tanto a nivel emocional como intelectual y espiritual.
Además, cuando una persona está enamorada se produce más dopamina, la «hormona del placer». Esto hace que se sienta a gusto, mejora su estado de ánimo e incluso aumenta su autoestima. La producción activa de estas dos sustancias juntas tiene un efecto curativo y rejuvenecedor en todo el cuerpo.
El amor agudiza la mente
Expresiones del tipo «el amor te vuelve tonto y te hace perder la cabeza» están muy lejos de la verdad. Stephanie Cacioppo, neurocientífica social y autora del libro «Wired for Love: A Neuroscientist's Journey Through Romance, Loss, and the Essence of Human Connection», está convencida de que el amor, sobre todo si es mutuo, agudiza la mente, mejora la inteligencia social y la creatividad, y favorece el desarrollo del potencial creativo.
Además, la ya mencionada oxitocina aumenta la productividad y el rendimiento, así como facilita la resolución de problemas intelectuales, la generación de ideas innovadoras y las salidas más inesperadas a situaciones difíciles. Resulta que las personas enamoradas trabajan de forma más eficiente y abordan cualquier trabajo de forma creativa, sintiendo inspiración y placer de su propia labor.
El amor alivia el estrés y la ansiedad
Cuando la pasión disminuye, la atracción se convierte en apego y el enamoramiento se transforma en amor consciente y maduro, el nivel de cortisol, es decir, la hormona del estrés, también desciende. Una persona enamorada empieza a sentirse segura y protegida. Así, el nivel general de ansiedad disminuye, el cortisol y la adrenalina bajan, y la tensión arterial se normaliza.
Además, también se produce la hormona serotonina, que ayuda a hacer frente a los cambios emocionales y a estabilizar el estado de ánimo. Todo ello contribuye a calmar los ánimos y a crear una sensación de bienestar interior. Por lo tanto, la mera presencia de un ser querido cerca puede hacer maravillas: hace que sea más fácil hacer frente al estrés y sentirse relajado. Pero incluso una llamada o un mensaje de un ser querido puede ayudar a encontrar el equilibrio interior y sentir paz.
La soledad, en cambio, sólo estimula la inquietud y aumenta la ansiedad, lo que provoca la liberación de adrenalina. Como resultado, el cuerpo experimenta un estrés adicional y completamente innecesario, y la persona empieza a sentirse insegura y ansiosa sin una razón justificada.
El amor disminuye el dolor físico
Sentir amor por otra persona puede aumentar la tolerancia al dolor físico. Hace unos años, unos científicos que investigaban la influencia del amor en diversas funciones corporales realizaron un experimento. Unos voluntarios fueron sometidos a una influencia térmica especial: se les aplicó en el antebrazo un dispositivo caliente cuya temperatura oscilaba entre los 43 y los 47 grados centígrados. Todos los participantes notaron que el dolor era significativamente menor cuando su ser querido les tomaba la mano.
Los investigadores sugieren que la actividad cerebral de dos personas enamoradas se sincroniza cuando se tocan. Es decir, sentimos que nos entienden y comparten los sentimientos que experimentamos. De este modo, se activan los sistemas de recompensa o gratificación del cerebro, lo que atenúa el dolor físico. Hasta ahora, los científicos siguen investigando para comprender exactamente cómo funcionan estos mecanismos.
Así, en otro experimento se estudió el umbral de dolor de varias personas y con la ayuda de un dispositivo especial se sometió a esas personas a una presión creciente. Los voluntarios primero estaban solos y luego se permitió que sus parejas estuvieran presentes durante el procedimiento. Es importante aclarar que no interactuaron físicamente de ninguna manera, es decir, no se tocaron, no pudieron hablar ni apoyar de ninguna otra forma a su pareja. No obstante, el estudio demostró que incluso la mera presencia de un ser querido cerca reducía la sensibilidad al dolor tanto en hombres como en mujeres.
El amor favorece incluso la curación y la cicatrización de heridas. Lo descubrió la psicóloga clínica y profesora de medicina Janice Kikol-Glaser a través del siguiente experimento: hizo pequeños cortes en las manos de varias parejas, luego pidió a algunas de ellas que hablaran, mostrando cuidado y amor, y a la otra parte de las parejas les ofreció recordar una discusión reciente. Curiosamente, las heridas de las parejas que se comunicaban con amor se curaron mucho más rápido.
El amor alarga la vida
Según numerosos estudios, la esperanza de vida de las parejas casadas es mayor que la de las personas solteras. Es lo que se denomina el efecto protector del matrimonio. Se cree que el amor alarga la vida una media de cinco años.
Esto se debe en gran medida al apoyo emocional y los cuidados constantes de la pareja, así como a una situación económica y social más estable. Además, es más probable que las parejas casadas lleven un estilo de vida activo y saludable, coman bien, no abusen del alcohol y las sustancias psicotrópicas, se esfuercen por deshacerse de los malos hábitos y no descuiden acudir a las instituciones médicas. Los matrimonios no sufren depresión con tanta frecuencia como sus compañeros sin pareja, ya que este tipo de trastornos mentales se dan sobre todo en quienes viven aislados socialmente. Además, las personas felizmente casadas tienen la tensión arterial más baja y un sistema inmunitario más fuerte. Esto se debe en parte a que los besos activan neuropéptidos que regulan el metabolismo. También refuerzan la inmunidad, mejoran la memoria, ayudan a normalizar el sueño y reducen el riesgo de adicción.
Sin embargo, incluso quienes no mantienen una relación sentimental pueden aumentar su esperanza de vida manteniendo relaciones estrechas con familiares y amigos. Cualquier contacto social con los seres queridos tiene un efecto positivo sobre la salud.
El amor motiva a llevar un estilo de vida saludable y a cuidarse
En realidad, muchas personas no prestan atención a su propia salud y, aunque les preocupe algo, no se apresuran a buscar ayuda profesional. En las parejas, sin embargo, es más frecuente que uno de los dos anime al otro a visitar al médico, hacer una revisión y cuidar su salud, aunque el otro no quiera hacerlo.
Por eso es más probable que los matrimonios descubran en sus parejas anomalías en la piel, como lunares, hematomas o moratones. Además, tu pareja puede notar síntomas de alergias e incluso enfermedades crónicas antes de que tú mismo te des cuenta. También se cree que los hombres que están felizmente casados tienen menos probabilidades de tener anginas e infartos que las personas de la misma edad pero que no mantienen una relación sentimental. En general, las emociones amorosas refuerzan el sistema inmunitario, afectan positivamente al microbioma y pueden mejorar la digestión.
No en vano dicen que el amor es uno de los sentimientos más complejos y polifacéticos que es capaz de experimentar un ser humano. No es de extrañar que afecte tanto todos los sistemas del cuerpo humano. Así, hemos descubierto que el amor puede curar tanto el cuerpo como el alma de las personas enamoradas, reducir su dolor, agudizar la mente y prolongar la vida. Por lo tanto, presta atención más a menudo a los sentimientos románticos y cuídalos. ¡Sobre todo en San Valentín! Celebra ese día con sabiduría y piensa en cómo puedes potenciar el amor para mejorar tu salud y la de tu pareja.