Todo el mundo sabe lo que son unas vacaciones, una dimisión, una baja por maternidad, un retiro, una baja por enfermedad, etc.
Dentro de este grupo también se incluyen los años sabáticos: un fenómeno que parece de cuentos, pero muy útil, en mi opinión, cuando un empleado se toma un largo descanso del trabajo, pero luego vuelve a su puesto anterior.
Qué es un año sabático: un breve recorrido
Voy a ser sincera: en mi empresa ha pasado solo un par de veces, y yo misma jamás había pensado en algo así, ya que mi trabajo es mi vida. A pesar de eso, el descanso sabático se está volviendo popular en el mercado laboral y se escucha hablar de él allí o allá cada vez más. El concepto en sí ("sabático") viene de la palabra hebrea "shabat": así se llama en judaísmo el día sagrado de la semana cuando está terminantemente prohibido trabajar. Lo mismo ocurre con el año sabático: en realidad, el empleado "dimite temporalmente" para dedicar su tiempo a un ámbito profesional nuevo, hobby, viajes u otro método de recuperación de los recursos internos. Al mismo tiempo, el empleado conserva su puesto de trabajo y a veces incluso su sueldo completo o parcial (cabe reconocer que sucede muy rara vez, pero a veces se da en grandes corporaciones).
Por cierto, los años sabáticos se pusieron en práctica por primera vez en el ámbito de la educación, es decir, en el entorno científico: en el siglo XIX, los científicos de Harvard podían tomarse ese descanso una vez cada siete años para inspirarse con nuevas ideas para trabajos científicos o enfocarse en obtener nuevos conocimientos. Con el tiempo, esta práctica se extendió al ámbito comercial: la primera empresa en ofrecer a sus empleados los permisos sabáticos fue McDonald's, a finales del siglo XX.
Un distintivo del permiso sabático es su duración: suele ser de tres meses a un año, a veces más, a veces menos. Todo depende. Hoy en día, los permisos sabáticos suelen practicarse más en los ámbitos donde un empleado tiene facilidad de irse y volver, concretamente en informática: por ejemplo, Google, eBay, Intel e IBM son empresas famosas por dar permisos sabáticos.
Por qué tú o tus empleados necesitan un año sabático (si es que lo necesitan)
Si trabajas por cuenta ajena, te habrás preguntado: ¿pero para qué quiero yo tres meses o más de vacaciones? Si de verdad te ha surgido esta pregunta, ¡enhorabuena! Seguramente no necesitas ningún año sabático, todo marcha bien en tu vida. Pero para los demás, un año sabático puede servir para:
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Superar un desgaste profesional (o incluso prevenirlo). Según las estadísticas, uno de cada tres empleados al menos una vez en la vida ha experimentado síntomas del desgaste profesional. ¡Yo misma lo he tenido una vez! Entre estos síntomas se incluyen la apatía, el insomnio, la irritabilidad extrema, la ansiedad crónica y la disminución de la productividad laboral (normalmente es la consecuencia de lo expuesto anteriormente). El desgaste profesional a menudo es el resultado del sobreesfuerzo y adicción al trabajo, pero otras veces es simplemente una coincidencia de varias circunstancias. Los años sabáticos permiten distraerse de un trabajo agotador, cambiar de aires y de actividad, empezar a echar de menos el trabajo anterior y volver con nuevas fuerzas. Además, en este periodo, el empleado puede acudir a un psicólogo: entonces, el permiso sabático también se puede llamar terapéutico.
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Cambiar de actividad laboral. Seguramente a veces te apetece probar algo nuevo, y un año sabático es una oportunidad excelente para hacerlo. Digamos que puedes dejar tu puesto de contable y trabajar un mesecito en una pastelería o en un lavado de coches.
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Estudiar. Durante el año sabático también se puede pasar un curso, como los de Lectera (aunque con nosotros se puede estudiar también trabajando), aprender habilidades nuevas y desarrollar competencias que te servirán cuando vuelvas al trabajo.
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Hacer realidad tus ideas o sueños que tenías desde hace tiempo. Trabajando, a menudo no nos da tiempo para realizar proyectos personales, como hacer una reforma, ir de viaje o convertir un hobby en un negocio. Pues durante el periodo sabático, se puede conseguir todo esto sin distracciones y por fin tachar de la lista lo que estabas posponiendo.
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Solucionar problemas personales. A veces la vida es impredecible… Nos pone a hacer malabares con un montón de problemas: en la familia, en el trabajo, con la pareja, con la salud, etc. Cuando los problemas se acumulan tanto que se nos escapan de las manos, entonces hay que parar e ir solucionándolos uno por uno. En este caso, un año sabático viene de perlas.
Está claro que en la práctica un año sabático no debe perseguir ningún objetivo concreto. A veces se lo toman solo porque quieren, y aunque yo misma tengo una actitud controvertida, tienen derecho a hacerlo. Para un empleado, los beneficios y oportunidades que brinda son innegables, pero para un negocio, no son tan obvios. Hay dos principales beneficios que obtendrán los empleadores al conceder un permiso sabático a su empleado:
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Al regresar del año sabático, el empleado estará descansado y motivado para trabajar. Sus habilidades y experiencia seguirán siendo las mismas, pero los recursos estarán renovados, sus ojos brillarán y su creatividad será como una fuente incesante. En total, tendrás a un empleado nuevo a precio antiguo y "tallado" como antes. Como una emprendedora en serie, sin duda preferiría esto antes que despedirme de un buen especialista para siempre o conformarme con lo poco que puede hacer porque está agotado y quemado.
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Al conceder permisos sabáticos, mejorarás la imagen de la empresa en el mercado y las relaciones con todo el equipo. Siempre es bueno saber que la empresa te cuida, ¿verdad? Es bueno no solo para el karma, sino también para la reputación entre los competidores.
Vuelvo a repetir mi frase sobre que el año sabático es una oportunidad para mantener a un buen especialista. Es un criterio muy importante para tomarse o conceder un año sabático. El empleado debe ser tan valioso para la empresa que el empleador esté dispuesto a tomar esta medida por él y quiera mantenerle su puesto. Si eres un empleado corriente, trabajas en la empresa hace poco o no puedes presumir de ninguna habilidad o conocimiento especial, entonces es poco probable que el empleador esté dispuesto a concedértelo. ¿Por qué te iba a esperar si puede contratar a otra persona?
Cómo tomarse un año sabático correctamente
Todas las vacaciones se deben planificar, y si son tan largas e importantes, con más razón. Seguramente te has dado cuenta de que cuanto más tiempo libre tenemos, más lo malgastamos. Por eso precisamente, antes de tomarse un año sabático, es necesario:
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Analizar la situación y evaluar los riesgos. ¿Seguro que estás listo para dejar el trabajo durante un periodo tan largo? ¿No les fallarás a tu equipo, departamento o proyecto? ¿Puede que no sea el mejor momento para hacerlo? Si la empresa está en crisis y tú te vas, puede que simplemente no tengas a dónde volver. ¿Cómo evalúas tu valor del que hablaba? ¿La empresa te valora tanto como para pedir un año sabático o necesitas trabajar un poco más en tu imagen y logros?
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Comenta la situación y las opciones con tus jefes. Sé sincero y abierto: cuéntales por qué quieres tomarte un año sabático, cuándo planteas volver, qué vas a hacer. Ofrece tus opciones y escucha qué condiciones están dispuestos a ofrecerte tus superiores. Busca el compromiso, pero ten en cuenta tus intereses. Si los jefes te ofrecen solo dos semanas de vacaciones y tú necesitas dos meses, no merece la pena aceptarlo. Analiza tu situación y tus necesidades con seriedad, no te excedas: es poco probable que una empresa acepte pasar un año con "un empleado de reserva".
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"Congela" los procesos laborales si es posible o busca a quién delegarlos, enseña a tus compañeros y equipo cómo hacer tu trabajo mientras no estés. Termina todos tus proyectos y tareas personales para descansar con la mente en paz.
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Analiza la experiencia de los demás y las fuentes externas. Pregunta si alguien se ha tomado un año sabático o algo parecido, cómo volvió al trabajo, cómo lo planificó y cómo se decidió a hacerlo. Lee artículos (internet está lleno de ellos) o incluso libros específicos. Te recomiendo la guía de Ben Reeve: es un maestro reconocido en el tema de los años sabáticos.
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Prepárate un colchón financiero. Es poco probable que la empresa esté dispuesta a pagarte esas vacaciones a menos que trabajes en Google. Asegúrate de que tienes con qué vivir, para eso:
- analiza tus gastos y el importe total al mes, luego multiplícalo por el número de meses que planteas pasar en el año sabático;
- ten en cuenta también los gastos imprevistos, como ir al dentista, reparación de tuberías (¿y si al final se rompe aquella?), robo (Dios quiera que no, pero y si sí…), etc.;
- añade un 15% al importe resultante por si acaso;
- lo ideal es buscar una fuente de ingresos pasivos, aunque sea por un tiempo. Puede que sea alquiler, publicidad en tu blog (si es que lo tienes), venta de ropa vieja en plataformas para tal fin, etc.
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Crea una lista de tareas y deseos para el año sabático. En otras palabras, planifica qué vas a hacer. Si es un viaje, planifica los gastos, los billetes, el alojamiento y los destinos. O crea una lista de habilidades si lo que quieres hacer es estudiar. Puede ser una lista de ocio tipo "ir al cine", "comer un helado". Lo importante es llenar el año sabático con cosas que te hagan recuperar tus recursos (busca de antemano las actividades que sean "terapéuticas" para ti) para que no termines tirado en el sofá y con una apatía más grande que antes.
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Piensa qué pasará después del año sabático. ¿Cuándo vas a volver? ¿Cómo exactamente? ¿Qué pasará con tu carrera? ¿Qué nuevos objetivos te vas a proponer? Debes tener una visión clara no solo de dónde vas, sino a dónde vas a llegar después. Por supuesto que puedes hacerlo cuando empieces tu año sabático, pero tienes que ser consciente de que no va a durar toda la vida.
¿Cómo prepararse para un año sabático si eres un empleador? En realidad solo hay un modo: pedir al empleado que comunique con tiempo su dimisión temporal, si es que hay necesidad, y, mientras el empleado todavía esté en la empresa, buscarle un reemplazo o distribuir equitativamente sus tareas entre los empleados que siguen dentro. Es decir, el plan es el mismo que si el empleado simplemente fuera a dimitir. La única excepción es que tienes que tener en mente que va a volver, o sea, estar preparado para dar al empleado su antiguo puesto. Al fin y al cabo, se trata de un año sabático, no de una dimisión real, aunque también puede pasar que el empleado decida no volver. Sin embargo, esto no quiere decir que no debas cumplir con tu parte del acuerdo.
Resumiendo, en mi opinión, un año sabático es una práctica excelente que beneficia a ambas partes del acuerdo laboral y es un fenómeno bastante normal para el siglo XXI, cuyo principal problema es el agotamiento, el estrés y las prisas continuas. Además, en el periodo de la pandemia, se registró una ola enorme de renuncias: los años sabáticos son mejores para el empleador que la rotación de personal, sobre todo si la persona a la que te arriesgas a perder es un trabajador valioso. Lo importante es no abusar ni de los privilegios ni de los recursos: debe haber un equilibrio en todo, incluso en el descanso.