Intentar ganarse el respeto de personas que fundamentalmente no quieren mostrarte ese respeto es una pérdida de tiempo.
Sin embargo, cuando la moral del equipo empieza a resentirse por ello, así como la calidad del trabajo, hay que hacer algo urgentemente. No es necesario que los compañeros te caigan bien y sean tus amigos, pero sí que te traten como un participante igualitario en el proceso de trabajo, te respeten y te tomen en serio. Si has cambiado recientemente de trabajo y estás experimentando esto, o si las relaciones existentes en tu equipo se han deteriorado significativamente, y tú y tu jefe están descontentos con esto, asegúrate de leer este artículo hasta el final.
Ser querido o no serlo: ¿por qué ocurre esto?
Por regla general, todas las personas de nuestra vida pueden dividirse en tres categorías:
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Los que te quieren. En la mayoría de los casos, se trata de nuestra familia, parientes y amigos. Nos aceptan tal y como somos, con todas nuestros defectos y virtudes.
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Los que no te quieren. Las personas con una posición neutral hacia ti, que en la mayoría de los casos incluyen a los colegas. Pueden señalar nuestros puntos fuertes o nuestras debilidades.
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Los que nos tratan negativamente. Las personas del primer y segundo grupo también pueden caer en este grupo por diversas razones. Por ejemplo, puede tratarse de un conflicto, de expectativas injustificadas, de una incompatibilidad de caracteres, etc.
Intenta clasificar a todos tus conocidos en una de estas tres categorías, empezando por los más cercanos. Luego, cuando llegues a tus colegas, intenta compararlos con tus allegados y con tus enemigos. Puede que te des cuenta de que la mayoría de los colegas entran en la categoría neutra, y no en la negativa, como pensabas al principio.
Todas las personas, en un grado u otro, se guían por el deseo de agradar a los demás. Debes ser consciente de ese deseo y determinar hasta qué punto está justificado y es racional. Por ejemplo, pregúntate: ¿Por qué te preocupa tanto que tus colegas no te tomen en serio? La razón puede ser una de las siguientes:
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Estás acostumbrado a la amabilidad de tu equipo anterior y quieres que éste sea igual
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Estás acostumbrado a que te traten de forma especial y te sientes incómodo cuando alguien no te nota o no te aprecia
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Ya has vivido una situación similar cuando fuiste rechazado por su equipo y ahora te preocupa que se repita
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Has empezado a notar que esa actitud hacia ti en el equipo afecta a tu rendimiento y resultados
Sólo si la razón está en el último punto merece la pena empezar a trabajar las relaciones interpersonales en tu equipo. En todos los demás casos, tu creencia de que no te respetan o no te toman en serio es subjetiva, y aquí tienes que trabajar únicamente en tu percepción y no en las relaciones con tus compañeros. Por supuesto, no estamos hablando de acoso o mala educación; si toleras algo así, en lugar de una simple negligencia, es un motivo para acudir directamente a tus superiores para presentar una queja y pedir ayuda.
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Expresa el desacuerdo y las negaciones con suavidad
Tarde o temprano te encontrarás con una situación en la que tendrás que expresar tu propia opinión, que a su vez puede influir en la decisión que tomes. En ningún caso debes tener miedo de hablar con sinceridad, aunque quieras conseguir el apoyo del equipo. Al fin y al cabo, la mejor manera de causar una buena impresión y ganarse el respeto es mostrar tu profesionalidad. Un profesional siempre critica honestamente y hace sugerencias.
Sin embargo, no debes rechazar directamente la idea de alguien: primero debes reconocer la experiencia y la autoridad de tu colega, y luego pasar a expresar tu posición como una alternativa, y no como la única solución correcta. Por ejemplo: "Anna, es una propuesta muy interesante, me ha gustado la primera parte. Pero tengo otra idea que nos ayudará a alcanzar nuestro objetivo aún más rápido...".
Del mismo modo, es una buena idea redactar adecuadamente una negativa de las tareas que te quieren "asignar" cuando no tienes suficiente tiempo y recursos. Por ejemplo: "Me encantaría ayudarte con esto, pero no puedo porque en este momento estoy ocupado con... Quizá la próxima vez pueda hacerlo. Veamos el mes que viene".
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Enfréntate a las situaciones negativas lo antes posible
Si alguien se porta mal contigo, debes detenerlo lo antes posible. No debes pasar por alto la negatividad con el pensamiento "No es nada. Sucede, la gente pierde la calma a veces" o dejar que las cosas se acumulen dentro de ti, esperando un conflicto realmente grave. Es mejor cortar esas cosas de raíz. Por ejemplo, si un compañero de trabajo hace una broma inapropiada sobre ti en una reunión, debes decir inmediatamente, pero con calma, "no me gustan esas bromas y, además, estamos hablando de negocios. Por favor, abstente de hacerlas mientras dure la reunión".
Lo mismo ocurre con los que se atribuyen el mérito de sus acciones. Si un colega se elogia a sí mismo, pero se olvida de ti o incluso se atribuye el mérito de tu trabajo, tú también debes responder inmediatamente: "Sí, Luke hizo un gran trabajo con esta tarea. Gracias a él, conseguí analizar las estadísticas a tiempo y completar el proyecto". Una vez más, lo más importante es hablar en un tono tranquilo y parejo. Una reacción violenta puede percibirse como una agresión, y esto no puede permitirse.
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Habla con un colega descontento en privado
Puede que te sorprenda, pero cuando una persona está rodeada de otras no suele ser la misma que en privado. Tal vez un colega esté bromeando contigo porque se siente ofendido por algún incidente del pasado, o simplemente porque espera ganarse con ello la aprobación de los demás y convertirse posteriormente en el líder del equipo. Espera a que no haya nadie más en la oficina o en la sala de reuniones, excepto tú y tu colega, o invítalo a tomar un té y a discutir algunos asuntos de negocios. Puedes decirle: "Entiendo que probablemente estés actuando así por alguna razón específica para avergonzarme. ¿Con qué propósito? ¿Qué pretendes conseguir con esto?".
Ten en cuenta que tienes que criticar el comportamiento del compañero en un formato de pregunta y respuesta, y no culparle ni convertir el diálogo en una confrontación del tipo "esto no me gusta" o "sé que estás celoso de mí". De lo contrario, la persona empezará inmediatamente a defenderse y en lugar de una conversación sincera, se producirá otra discusión. Sin embargo, puedes ser asertivo. Expresa tu propia opinión y haz preguntas. Por ejemplo: "Entiendo que debes tener una buena razón para este comportamiento. ¿Lo dices porque no estás contento trabajando conmigo?".
Si hay varios miembros del equipo que tienen una disposición negativa hacia ti, puedes mantener conversaciones individuales con cada uno de ellos.
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Distingue las críticas de la negatividad
Si te critican, no significa que no le gustes a alguien o que intente ofenderte. La crítica ayuda a los profesionales a crecer, a descubrir nuevas oportunidades, a deshacerse de los defectos y a mejorar los puntos fuertes. Por eso, cualquier crítica debe ser constructiva: una actitud justa y agradecida hacia las críticas hará que tus colegas te respeten.
Si te sientes incómodo con la forma en que se te señalan los errores, basta con pedirle amablemente a un colega que lo haga de forma más correcta. Por ejemplo, "entiendo mejor cuando se me explica en la práctica y de forma tranquila. ¿Podrías mostrarme cómo se hace?". Créeme, la crítica directa es mucho mejor que hablar a tus espaldas y poner los ojos en blanco.
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Pide feedback
Independientemente de lo productivo y eficaz que seas, o de que tu trabajo sea criticado directamente, la mejor manera de ganarte el reconocimiento por tus logros es ajustarlos a las expectativas de los demás. O simplemente fingir que se lo pides, porque cuando te interesas por la opinión de tus compañeros, les estás haciendo saber que sus opiniones son importantes para ti. Además, esto te ayudará a ser aún más eficaz, porque sabrás dónde estás cometiendo errores, hacia dónde deberías dirigir tu atención y dónde podrías necesitar la ayuda de alguien.
Puedes pedir feedback de forma totalmente discreta, como por ejemplo: "¿Podrías ver si lo he entendido bien? ¿Está todo bien aquí?". O "En tu opinión, ¿qué más necesito aprender para tener éxito en este puesto? ¿Tal vez tengas algún consejo para mí?".
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Presta atención a tu aspecto y a cómo estructuras tu discurso
Puede que te preguntes por qué deberías preocuparte por la actitud de tus colegas si lo único que hacen es "saludarte según tu ropa y despedirse según tu mente". Sin embargo, darás una impresión más seria y de peso si tienes un aspecto adecuado. Por ejemplo, no lleves zapatillas de deporte y una camiseta estirada. En su lugar, debes ir con un traje de negocios y unos brillantes oxfords. También debes expresar tus pensamientos de forma clara y concisa, sin ideas complejas y abstractas. Presta especial atención al uso de un tono cortés y a las direcciones personales: a la gente le encanta que se dirijan a ella por su nombre.
Establecer relaciones con tu equipo es, en gran medida, una cuestión de psicología y de voluntad de sonreír, cuando te enseñan los dientes. Con la fuerza bruta y el mismo intelecto bruto, seguramente ascenderás, pero no necesariamente te ganarás el reconocimiento de tus colegas. Por lo tanto, tienes que ser más inteligente y más amable. Muestra empatía y participa en la vida de la oficina. Ofrece tu ayuda y acéptala con amabilidad a cambio. Sólo así el ambiente en tu equipo mejorará por sí mismo, y tu posición en la empresa también.