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Presuposición

Qué es la presuposición

Qué es la presuposición

Una presuposición es un componente semántico de un texto, es decir, un conocimiento que una persona adquiere inevitablemente al encontrarse con cualquier construcción del discurso expresada textual u oralmente. En palabras sencillas, es un axioma de la realidad generada por casi cualquier frase. Este axioma o conocimiento a menudo pasa desapercibido por la persona y se toma como un hecho sobre el mundo que la rodea. Sin embargo, al argumentar, razonar o simplemente analizar una construcción del discurso, es posible identificar una presuposición y utilizarla como, por ejemplo, una prueba o un significado profundo.

Por ejemplo, veamos el significado de la frase «El hijo de Fred volvió a suspender el examen en el colegio». Podemos deducir varias presuposiciones a la vez. En primer lugar, un tal Fred tiene un hijo. En segundo lugar, ya había suspendido el examen antes, ya que la construcción verbal contiene la construcción «volvió a suspender». En tercer lugar, este chico (definitivamente es un chico, ya que está la palabra «hijo») estudia en el colegio. Es decir, en una frase tenemos tres enunciados que la fundamentan. También es importante aclarar que una presuposición no siempre es verdadera, también puede ser falsa. Por ejemplo, la persona que habla del hijo de Fred puede estar equivocada y, en realidad, el chico estudia en la universidad desde hace mucho tiempo o en realidad sacó una nota media, pero para sus padres esto equivale a «suspendido» debido a sus creencias personales.

La definición de presuposición se originó en la lógica filosófica para describir el núcleo de un juicio. Hoy en día se conoce que las presuposiciones pueden cumplir las funciones de:

  • reflejo de los juicios subjetivos de una persona sobre el mundo como herramienta para comprender su percepción;

  • transmisión de hechos y mensajes ocultos, que la persona procesa en la mayoría de los casos de forma inconsciente y de los que ni siquiera se percata;

  • interiorización y consolidación de ideas, actitudes, normas, etc. (en el caso de formular una presuposición adrede para inducir a una persona a determinadas acciones o cambiar su forma de pensar).

¡Importante! La presuposición no debe confundirse con conceptos como «implicatura» o «aserción». Implicatura es una información oculta en un texto que no se expresa explícitamente, sino que está implícita. La aserción es una palabra o parte de una frase que cambia de significado cuando se utiliza con partículas negativas (la presuposición, a diferencia de la aserción, nunca cambia aunque una frase pase de afirmación a negación).

Tipos de presuposición

Desde el punto de vista lingüístico y lógico, las presuposiciones pueden ser de distintos tipos:

  • Presuposición semántica. Es una presuposición que garantiza que la frase contiene un significado concreto y comprensible. Como ya se ha dicho, puede ser una presuposición positiva o falsa. Pero sólo es posible confirmar directamente si es positiva o falsa si la presuposición es al mismo tiempo semántica (en otros tipos es más difícil o incluso imposible hacerlo).

  • Presuposición existencial. Se trata de una presuposición que conlleva un conocimiento universal sobre el mundo y la realidad. Por ejemplo, «Washington es la capital de Estados Unidos» aporta un conocimiento geográfico y reconoce la existencia de Washington y Estados Unidos. Es decir, la presuposición existencial puede considerarse una prueba de la existencia de algo en el mundo.

  • Presuposición pragmática. Se trata de una presuposición situacional que se produce cuando una persona comparte con otra un hecho que ésta desconocía hasta el momento. Por ejemplo: «La mujer de Fred ha dado a luz hoy. - ¿Fred tenía mujer?».

  • Presuposición comunicativa. Se trata de un conocimiento indirecto que describe las actitudes subjetivas de los participantes en la comunicación o la personalidad del interlocutor. Debido a ello, esta presuposición se encuentra con mayor frecuencia en la comunicación personal. Por ejemplo, la frase «¿Me tomas por tonto?» refleja las relaciones reales entre las personas (negativas).

En lingüística, la presuposición se considera un componente del discurso, que se utiliza para estudiar la construcción de frases, las relaciones asociativas entre unidades lingüísticas y el sistema lingüístico de sociedades y culturas concretas (ya que las presuposiciones son muy diferentes en cada lengua).

Presuposición en psicología

Presuposición en psicología

La presuposición en psicología se utiliza como una forma de persuasión verbal sobre una persona, dirigiéndose a su inconsciente con el fin de cambiar o corregir su comportamiento o pensamiento de la forma que uno desea. Del mismo modo, la presuposición se utiliza también en publicidad: allí, por ejemplo, el propósito es siempre el mismo: animar a comprar un producto de una empresa. Así, una presuposición puede considerarse un disfraz de una orden o mandato en el discurso o una herramienta de sugestión, porque una presuposición no puede cambiarse y siempre refleja la realidad (aunque sea de forma falsa).

Tomemos de ejemplo la frase «¿A qué hora quedamos mañana?». Su presuposición es que tú y alguien más quedan mañana, y no hay lugar para posibles objeciones. Al ser percibida por el inconsciente como una afirmación de un hecho, se hace psicológicamente más difícil que una persona te rechace, lo que aumenta la probabilidad de acuerdo y, en consecuencia, de éxito de la reunión o de la compra (si hablamos de marketing). La misma técnica funciona cuando un vendedor pregunta a un cliente en una tienda: «¿Pagará con tarjeta o en efectivo?», aunque la persona aún no haya dicho que se lo lleva.

Como ya se ha señalado, con la ayuda de una presuposición también es posible obtener información sobre la percepción de una persona, conocer mejor sus ideas sobre el mundo y su sistema interno de valores. Por ejemplo, si una persona dice «He vuelto a tener suerte», significa que se considera afortunada y feliz en general. O viceversa, si después de un fracaso una persona dice «¡Otra vez lo mismo, qué fastidio!».

La presuposición también puede utilizarse para descubrir la opinión sincera de una persona sobre una situación o una tercera persona. Por ejemplo, al preguntar: «¿Por qué te llevas tan bien con Jorge?», se introduce deliberadamente una presuposición falsa, ya que la intención es verificar si tu interlocutor realmente no se lleva bien con Jorge. Esta formulación permite obtener una respuesta más segura que si se preguntara directamente: «¿Por qué te llevas mal con Jorge?». En este último caso, el interlocutor podría adoptar una postura defensiva, sentirse avergonzado y comenzar a negar que tenga algún problema con él. Sin embargo, al utilizar la falsa presuposición en la primera pregunta, es probable que la respuesta sea: «¿Qué te hace pensar que me llevo bien con él? ¡Es justo lo contrario, me molesta!».

Así, en psicología, la presuposición se construye la mayoría de las veces a partir de palabras interrogativas como «por qué», «para qué», «dónde», etc. También pueden utilizarse palabras evaluativas («extraño», «incorrecto», «bueno»), palabras de conciencia («entender», «saber»), palabras de secuencia («primero», «en primer lugar») o técnica de falsa elección («¿Lavarás los platos antes de la película o después?»). En pocas palabras, la presuposición en psicología puede actuar a la vez como control del comportamiento y como forma de conocer la realidad de una persona.

¡Interesante! En publicidad, la presuposición se utiliza de forma similar, ya que el marketing moderno se basa en la psicología. Por ejemplo, el eslogan publicitario «¡Prueba esta delicia!» contiene la presuposición de que la comida es deliciosa y que eso es indiscutible. Los periodistas utilizan lo mismo al crear titulares, por ejemplo, «¿Por qué son tan felices los habitantes de Noruega?» o «¿Por qué las pirámides de Egipto fueron construidas por extraterrestres?».

Presuposiciones en la PNL

En la PNL, es decir, en la programación neurolingüística, el concepto de presuposición difiere significativamente de otros campos de la actividad y la ciencia. Así pues, las presuposiciones en la PNL pueden utilizarse como herramienta para facilitar los efectos deseados de las técnicas y métodos propios de la PNL, es decir, serán las presuposiciones habituales de la psicología, sólo que implicadas en la comunicación interpersonal. Al mismo tiempo, las presuposiciones de la PNL estructuran el propio sistema de uso y enseñanza de la PNL. Es decir, los propios expertos en PNL llaman presuposiciones a cosas completamente diferentes, es decir, las reglas de la programación neurolingüística, sus principios o un conjunto de formulaciones positivas (afirmaciones), sobre cuya base se construyen todas las técnicas de manipulación del pensamiento y el comportamiento.

Jane Revell, formadora británica de PNL, fue una de las primeras en interpretar las presuposiciones de esta forma tan poco habitual, ampliando así su campo de aplicación. Según ella, no se trata de leyes, sino de suposiciones que hay que comprender y dominar antes de utilizar las técnicas de la PNL. Así pues, estos supuestos se denominan «presuposiciones básicas». En total son diez presuposiciones cuya lista encontrarás en el siguiente apartado.

Ejemplos de presuposiciones básicas

Ejemplos de presuposiciones básicas

Las presuposiciones básicas son axiomas o dogmas de la PNL, basándose en las cuales se construyen todos los propósitos de la PNL y el propio enfoque de la construcción de relaciones interpersonales en su contexto. Aquí van las presuposiciones más importantes y conocidas con su interpretación.

1. Un mapa no es un territorio real

El mapa se refiere aquí a la percepción de la realidad, mientras que el territorio se refiere a la realidad en sí. Así pues, esta creencia implica que cada persona percibe la realidad (es decir, dibuja su «mapa») a su manera, y lo más frecuente es que estas percepciones difieren considerablemente del estado real de las cosas. Así, el mapa de una persona puede ser muy diferente del de otra. Tener en cuenta esta presuposición en PNL es importante porque nos enseña a ser flexibles, a ajustar las técnicas a las características individuales de cada persona, etc. Además, según este principio, cuanto más amplia sea tu «mapa», más objetivamente percibes el mundo y a las personas que te rodean, es decir, esto depende de la amplitud de tu visión y de tu tolerancia a los cambios.

2. La mente y el cuerpo son componentes de un mismo sistema

Intentar averiguar si la mente depende del cuerpo o el cuerpo de la mente es como discutir si primero fue el huevo o la gallina. Como es imposible saberlo con certeza, el principio dice que cuando mejoras una cosa, mejoras la otra. La correlación entre ambas es mutua, así que no importa si estás incidiendo en la primera o en la segunda.

3. La vida y el pensamiento son procesos sistémicos

Al igual que la mente y el cuerpo, el pensamiento depende del estilo de vida, y el estilo de vida depende del pensamiento. Puedes trabajar con la misma eficacia con el primero para cambiar el segundo, o viceversa. Por ejemplo, utiliza la PNL para cambiar hábitos, haz cursos y seminarios web pertinentes. Al final, tu vida puede tomar un rumbo totalmente nuevo gracias a ello. También es posible adoptar un enfoque alternativo. Por ejemplo, cuando debido a las circunstancias, una persona se encuentra sin medios de subsistencia y, por ello, sin medios para los malos hábitos. Su vida cambia, y su forma de pensar cambia con ella.

4. La derrota y el fracaso no existen, sólo existe la retroalimentación y la experiencia

Esta presuposición de la PNL sugiere no evaluar los acontecimientos en términos de «buenos» o «malos», sino verlos como «apropiados» e «inapropiados». También implica la capacidad de acumular experiencias y gestionar los errores de forma constructiva, aprendiendo de ellos. Así es como se consiguen resultados más eficaces y duraderos, tanto en la PNL como en la vida.

5. La intención de cualquier acción es siempre positiva

Esta afirmación se suele criticar mucho, porque afirma que incluso la acción más atroz lleva intrínseca una buena intención. Es decir, una persona no tiene más intenciones que las positivas, aunque esta positividad sólo se dirija a sí misma. Comprender esta presuposición nos permite entender los motivos y las reacciones de los demás y, al mismo tiempo, interactuar mejor con ellos, ya que todas las personas aspiran por naturaleza al bien.

6. El sentido de la comunicación está en la reacción que suscita

Cada palabra o acción crea una determinada actitud hacia la situación o el interlocutor, y no siempre la que pretendías al iniciar la comunicación. Diferentes personas pueden percibir la misma afirmación de formas completamente distintas, por lo que es importante buscar enfoques individualizados y tratar de provocar una reacción específica en lugar de limitarse a transmitir la información como tal. Para obtener la reacción que deseas, primero debes identificar las palabras que pueden conducir a ella y luego utilizarlas. Además, siempre serás responsable de la reacción que provoques, aunque no la hayas planeado.

7. Cualquier comportamiento es siempre el mejor de todas las opciones que tenía la persona en ese momento

Esta presuposición nos enseña a no sentirnos culpables por comportarnos de forma incorrecta, porque nuestro cerebro determina nuestras reacciones y comportamiento antes incluso de que pensemos en cómo actuar. Así pues, nuestro comportamiento es un conjunto de instintos, actitudes subyacentes e impulsos. Se pueden cambiar trabajando con ellos, pero es un proceso largo y tiene que ser deliberado. En el momento, siempre te comportas según la información que te llega y tu experiencia, así que cualquier reacción que tengas es a priori la más constructiva y correcta para ti. Es importante tenerlo en cuenta cuando una persona no se comporta como esperabas para crear relaciones duraderas.

8. Para describir un sistema, hay que salir de sus límites. Para cambiar el sistema, hay que estar dentro de él

Esta presuposición significa que para influir en algo hay que estar dentro del sistema, no fuera de él. El sistema puede ser cualquier cosa: una familia, un equipo de trabajo, un banco, una comunidad de intereses, etc. Para identificar patrones y puntos débiles o fuertes, hay que abstraerse del sistema y mirarlo desde fuera.

9. El elemento más flexible controla el sistema

Se suele creer que un líder debe ser el más fuerte, pero según los principios de la PNL, esto no es cierto: un líder debe ser el más flexible. La flexibilidad significa la capacidad de adaptarse, de cambiar, de establecer una variedad de conexiones y de encontrar soluciones rápidamente, sin ser rehén de la situación o de herramientas anticuadas. Así pues, el desarrollo de la flexibilidad es la clave para gestionar cualquier sistema y alcanzar los objetivos dentro de él.

10. El mundo es amable y generoso

La mayoría de la gente está convencida de que el mundo es hostil y peligroso, y parte de la idea de que hay que derrotarlo, suprimirlo, dominar las circunstancias, las tendencias, los mercados, otras personas, etc. Pero la clave de la vida es que absolutamente todo abunda: cosas malas y cosas buenas; injusticia y equidad; riesgos y oportunidades. Puedes ver el mundo en términos de su agresividad o de su amabilidad, y esto, según esta presuposición, determinará con qué acontecimientos y situaciones te encontrarás más a menudo. En pocas palabras, el mundo es como lo percibimos, por lo que es importante poder centrarse en las cosas que uno quiere.

También hay muchas otras presuposiciones en la PNL, como:

  • Para la mente es indiferente si te estás imaginando algo o si algo está ocurriendo realmente.

  • Tener una elección siempre es mejor que no tener ninguna.

  • Los cambios siempre son instantáneos, es decir, tu vida cambia en cuanto te das cuenta de que es necesario un cambio.

  • Nos controla aquello de lo que no nos damos cuenta (por eso es importante vigilar hasta los factores más pequeños que nos afectan, ya que lo predeterminan todo, incluso cómo nos sentimos).

  • Todas tus experiencias están codificadas en tu sistema nervioso (por eso tu cerebro predetermina tu comportamiento y reacciones, pero puede controlarse).

  • Todo el mundo tiene todos los recursos que necesita para hacer cambios.

Conclusión

Aunque la presuposición surgió originalmente como una herramienta científica para el estudio de la lingüística, hoy en día este concepto ha ido más allá de su definición científica. Por ejemplo, las presuposiciones son una parte importante de las prácticas psicoterapéuticas y se utilizan en coaching para explorar mejor el comportamiento del cliente y satisfacer sus necesidades. La publicidad y el marketing modernos también se basan en la gestión virtuosa de las presuposiciones. Curiosamente, a menudo las personas ni siquiera se dan cuenta de que utilizan presuposiciones en su discurso y se encuentran con ellas literalmente todos los días. Por otro lado, en PNL las presuposiciones tienen un significado completamente diferente: son afirmaciones positivas y motivadoras, son formas de pensar que ayudan a utilizar eficazmente las técnicas de programación neurolingüística y alcanzar los objetivos. Así, a pesar de su complejidad e invisibilidad, las presuposiciones son increíblemente útiles y universales.

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