Es natural que las discusiones surjan por diversas razones, pero, por muy graves o complejas que parezcan, la forma de resolverlas sigue un patrón común.
No importa si el conflicto ocurre en el trabajo, en el ámbito familiar, con su pareja o con un socio de negocios. Si ha llegado al punto en que reconoce que la situación no puede continuar de esta manera y busca una solución, esta guía es para usted.
Qué hacer justo después de una pelea
Tómese un tiempo para calmarse. Ir a hablar y reconciliarse de inmediato solo conviene en los siguientes casos:
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Si ha ofendido o acusado a la otra persona sin justificación.
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Si ya no está enojado, se calmó rápidamente y no siente resentimiento, frustración u otras emociones negativas que influyan en su pensamiento y conducta.
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Si la otra persona también quiere reconciliarse y da el primer paso. ¡Aproveche el momento y no lo posponga!
En todos los demás casos, tómese un tiempo para procesar las emociones intensas, ya que bajo su influencia no podrá llevar a cabo de manera efectiva las acciones siguientes. Cuanto más grave sea el conflicto y más fuerte haya sido la reacción emocional que haya experimentado durante la discusión, más tiempo necesitará para calmarse. Sin embargo, existe un dicho que dice "No se acuesten enojados", y en parte es cierto, pero, nuevamente, solo en parte. Su "tiempo de calma" no debe durar semanas: concédase uno o dos días, no más. Su objetivo no es alcanzar una paz absoluta ni indiferencia, sino recuperar la estabilidad emocional para no caer nuevamente en los extremos.
Si intenta hablar con la otra persona mientras alguno de los dos sigue molesto, es poco probable que logren escucharse.
Reserve un espacio personal. Nos calmamos más rápido cuando estamos lejos de la fuente de estrés, es decir, de la persona con la que ocurrió la pelea. Si el conflicto fue en el trabajo, intente trabajar al día siguiente desde casa, un café o al menos en una mesa apartada. Si fue en casa, puede ir a visitar a sus padres, quedarse más tiempo en el trabajo, o ir a una exposición. Lo ideal es estar solo, sin unirse a otras personas. Si no, corre el riesgo de distraerse de sus emociones en vez de procesarlas (que no es lo mismo). Además, la persona con la que discutió podría pensar que está "reemplazándola", lo cual solo agravaría la situación.
Importante: No repase la situación una y otra vez en su mente ni intente analizarla aún. Habrá tiempo para analizarla, y será junto a su interlocutor. Ahora, permítase sentir enojo e indignación, sin apelar a la racionalidad o el pensamiento crítico.
Entienda qué le impulsa. Existen dos tipos de motivación en los conflictos:
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Motivación "bélica". Usted busca determinar quién tiene la razón y quién está equivocado, para que "prevalezca la justicia" o para sancionar a una de las partes.
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Motivación "pacífica". Usted quiere aclarar las necesidades de ambas partes y encontrar una solución que satisfaga a todos.
Como es fácil deducir, con la primera motivación no se debe ni discutir ni mucho menos buscar reconciliación; por eso es esencial ponerse en "modo pacífico" antes de iniciar la conversación. Si percibe esa misma motivación en la otra persona, alargue la pausa y no intente reconciliarse hasta que vea que su motivación cambia o disminuye. Las señales de una motivación "bélica" suelen reflejarse en las preguntas que le hace la otra persona, como por ejemplo: "¿Quién crees que tiene la culpa aquí?", "¿Cuánto tiempo más seguirá esto?" (generalización), "¿No está claro que…?" (imposición de opinión), y "¿Cuándo vas a…?" (acusación directa o indirecta).
Reflexione si está listo para la reconciliación. Una vez que ha pasado un tiempo, ha dejado de lado las emociones negativas y se ha distanciado de un enfoque de "combate", pregúntese:
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¿Estoy seguro de que puedo hablar de lo sucedido con calma?
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¿Estoy dispuesto a escuchar la perspectiva de la otra persona, entender sus emociones, puntos de vista y opiniones, aunque no coincidan con los míos?
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¿Podré evitar culpar a la otra persona por lo sucedido?
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¿Estoy listo para expresar honestamente mis sentimientos?
Si puede responder "sí" a todas estas preguntas, entonces está preparado para iniciar una reconciliación. No obstante, asegúrese de que la otra persona también esté lista; pregúntele directamente y, si es necesario, dele más tiempo.
Consejo: Intente ver la discusión como un desafío, como un rompecabezas en el que necesita flexibilidad, creatividad y empatía para lograr una solución y una relación de beneficio mutuo. Si considera el conflicto como una oportunidad para fortalecer su relación y mejorar sus habilidades comunicativas, en lugar de una "batalla" que amenaza su autoestima, el proceso de reconciliación será más fluido.
Qué hacer para y durante la reconciliación
Sugiera una reunión para hablar en persona. Quizás le resulte tentador resolver todo por mensaje o llamada, pero, para restablecer la relación de manera auténtica, (especialmente si la discusión fue grave), esto no es suficiente. Invite a la otra persona a una reunión con la intención clara de conversar. Sin embargo, evite invitarla a su casa o visitarla en la suya; elija un lugar neutral, cómodo y agradable. La presencia de otras personas alrededor ayuda a evitar que el conflicto escale y previene que surjan asociaciones negativas con discusiones pasadas.
Importante: Si la persona ignora su mensaje, intente enviarlo nuevamente al día siguiente o un par de días después. Si aún no obtiene respuesta, llame. Pero recuerde que no puede forzar a alguien a reconciliarse si no está tan dispuesto como usted.
Establezca límites. Es esencial reducir el riesgo de reavivar la discusión original. Desde el comienzo de la conversación, cuando se encuentren, acuerden qué no se debe hacer bajo NINGUNA circunstancia. Por ejemplo, no revivir frases dichas durante la pelea, evitar un tono acusador o comentarios hirientes, etc. Pónganse de acuerdo para mantener una actitud positiva en la conversación. Para lograr esto, un buen café y algún postre en una cafetería pueden ayudar a romper el hielo.
Aclare todas las circunstancias. Todos tendemos a distorsionar la realidad; vemos la misma situación de maneras distintas y la interpretamos de modo diferente. Por ejemplo, si discutió con su pareja porque olvidó su aniversario, puede que esta persona estuviera estresada por un proyecto en el trabajo o, simplemente, no le da mucha importancia a esas fechas y no sabía que para usted son importantes.
Puede resultar útil escribir los hechos en una hoja de papel, expresándolos de manera objetiva y sin emitir juicios. Por ejemplo: "Estaba ocupado con el trabajo y olvidó qué día era", en lugar de decir "No le importó nuestro aniversario".
Hablen de sus desencadenantes emocionales y sentimientos. Luego de aclarar las circunstancias, es hora de que cada uno explique qué sintió antes y durante la pelea. Todos tenemos puntos sensibles. Digamos que para usted es importante recordar los aniversarios porque sus padres siempre los celebraban o, al contrario, nunca lo hacían, y creció en un ambiente difícil. Esto puede hacer que desee algo distinto en su propia relación, por lo que, al no cumplirse sus expectativas, se sintió solo y triste. Del mismo modo, su interlocutor podría haber estado enfocado en un proyecto y estar bajo mucho estrés, lo que lo deja sin suficiente energía para cumplir con sus expectativas. Ahora, sabrá cuán importantes son las fechas para usted, y usted comprenderá que tal vez necesita recordárselas.
Importante: No interrumpa y evite el "yo también…" para no competir por el espacio de expresión. No importa el orden en que se expresen; el objetivo es que ambos se sientan escuchados, que para eso es esta reunión.
Asegúrese de que se han entendido mutuamente. Para esto, le será útil aplicar la técnica clásica de escucha activa. Cuando su interlocutor haya terminado, pregunte:
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¿Entendí correctamente que…?
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¿Podrías aclarar por qué eligiste hacer esto en lugar de aquello? ¿Fue porque… o quizás…?
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¿Hay algo más en esta situación que no haya notado o que no esté viendo?
Acordar los cambios. Durante la conversación, es probable que identifiquen juntos maneras de evitar que situaciones similares vuelvan a ocurrir. Por ejemplo, pueden decidir trasladar la cena de aniversario al fin de semana o programar recordatorios de este tipo de eventos en el calendario. Puede ser útil escribir lo acordado en una nota o en papel, detallando qué, dónde y cuándo decidieron hacer ciertos cambios para que ambos queden satisfechos. Incluso podrían incluir en sus acuerdos, ya sea familiares o de trabajo, alguna cláusula que prohíba aquello que generó el conflicto originalmente (como ignorar llamadas, por ejemplo).
Qué hacer después de reconciliarse
Realicen juntos una actividad divertida. Aunque hayan logrado identificar la causa del conflicto y resolverlo, es posible que ambos aún sientan algún malestar después de la discusión. La mejor forma de disiparlo es organizando una actividad juntos. Podrían, por ejemplo, hacer ese viaje que han estado posponiendo o ir al cine a ver una película interesante. Es importante sustituir las experiencias negativas de la discusión por momentos positivos, enseñando al cerebro que los conflictos no son algo insuperable y que siempre pueden tener un final agradable.
Pongan en práctica los cambios acordados. No permitan que usted o su pareja olviden lo que acordaron. Establezcan plazos específicos para implementar los cambios en la relación o para llevar a cabo la solución (si se trata de una acción concreta). Muchas personas tienden a volver a los viejos patrones una vez que la fase más tensa del conflicto se ha calmado, haciendo que el conflicto se vuelva crónico. Es como una enfermedad: avanza y recurre si no se trata adecuadamente.
Continúe conociendo a la otra persona y observando sus reacciones. Las discusiones son normales; no podemos leer la mente del otro, así que es importante actuar siempre desde una postura de humildad y reconocimiento de que no lo sabemos todo, especialmente cuando hay malentendidos. Ponga atención no solo a las preferencias de la otra persona, sino también a sus desencadenantes emocionales, lo cual ayuda a evitar que el conflicto se repita.
Lista de cosas prohibidas en caso de conflicto
Aquí tiene una lista de acciones que debería evitar si no quiere escalar el conflicto o prolongarlo innecesariamente. No haga, bajo NINGUNA circunstancia, lo siguiente:
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Intentar reconciliarse solo para "acabar con todo esto" o para "hacer feliz a la otra persona". Hemos mencionado anteriormente la importancia de hacer concesiones, pero eso no significa renunciar completamente a sus propios principios. Tampoco es aconsejable intentar resolver el conflicto de inmediato solo porque está acostumbrado a resolverlo "aquí y ahora" sin procesar adecuadamente sus emociones.
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Fingir que nada ha sucedido y actuar como si todo estuviera bien. Esto solo congela el conflicto sin resolverlo, y suele volver a surgir con más intensidad.
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Ignorar a la otra persona (especialmente si espera que ella se disculpe de esta manera) o establecer una distancia repentina sin explicaciones. Incluso si se aleja para tranquilizarse, es importante comunicar su intención, en lugar de simplemente desaparecer.
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Negarse a reconocer su papel en el conflicto. Cualquier desacuerdo es producto de acciones de ambas partes, no solo de una.
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No disculparse. Puede que no tenga una responsabilidad directa en el conflicto, pero es probable que en algún momento haya levantado la voz o interrumpido a la otra persona. Reconózcalo: "No debí reaccionar de esa manera sin escuchar primero; lo lamento y he aprendido de ello."
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Evitar discutir el conflicto o usar técnicas manipulativas. Estos métodos pueden dar resultados a corto plazo, pero si desea mantener una relación a largo plazo, la única solución es seguir el camino planteado anteriormente.
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Insistir en reconciliarse si la otra persona no quiere. A veces, las relaciones llegan a su fin, y es importante respetar la decisión de la otra persona de no querer reconciliarse o continuar la comunicación. En estos casos, no queda más que aceptar la situación y seguir adelante.