Se suele creer que todo el mundo nace con ciertos talentos. Sin embargo, no se manifiestan por sí mismos: estos talentos deben ser encontrados, discernidos y alimentados, como las semillas de una planta. Nada ocurre por sí mismo sin esfuerzo.
Para descubrir el talento latente, hay que crear un entorno adecuado para ello. El mejor de estos entornos es el entorno familiar, es decir, aquel en el que estás rodeado de gente de confianza, te sientes apoyado y lo más relajado posible. Es por eso que los talentos surgen con más frecuencia en la infancia. Sin embargo, como adulto, no tienes que acudir necesariamente a tus padres: tú mismo puedes crear un entorno en el que puedas descubrir tus talentos. ¿Cómo exactamente? ¡Ahora te lo diremos!
Ya hemos visto muchas formas diferentes de averiguar cuál es tu objetivo y el trabajo de tu vida. Cuestionarios, listas de preguntas, tests, análisis... Si todavía tienes dudas sobre tu elección o simplemente quieres asegurarte de que es la correcta, prueba una forma más: la meditación.
Es el proceso de meditación el que permite a nuestro cerebro pasar de un estado de trabajo y procesamiento de la información a un estado de descanso, que, como ha demostrado la ciencia, va acompañado de ritmos cerebrales completamente diferentes. En el estado de meditación, uno no sólo descansa y recupera energía de forma similar a como ocurre durante el sueño, sino que también encuentra respuestas a sus preguntas, ya que el cerebro ya no se ve obstaculizado por el ruido de la información y otras distracciones. No confundas esto con esoterismo y disciplinas pseudocientíficas: se trata puramente de fisiología humana y de controlar el pensamiento mediante el control de tu propio cuerpo.
¡Vamos a meditar!
Para que te quede más claro, vamos a recorrer la meditación paso a paso:
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Busca un lugar tranquilo donde nadie te moleste y siéntate (preferiblemente en el suelo y en la posición del loto, como en el yoga). La espalda y la columna vertebral deben estar enderezadas, pero debes respirar libremente y no sentir ninguna tensión en los músculos.
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Ralentiza tu respiración. Inhala por la nariz y exhala por la boca, juntando los labios como si intentaras soplar. No es necesario contar los segundos como enseñan la mayoría de las meditaciones: lo principal es que exhales lentamente y te sientas cómodo. ¡La exhalación debe ser el doble de larga que la inhalación!
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Cuando tu mente se haya calmado y los pensamientos no deseados hayan dejado de meterse en tu cabeza, es el momento de usar tu imaginación. Imagina que estás sentado en un gran campo verde y que estás rodeado de personas, desde familiares a amigos, en las que confías y que siempre son bienvenidas.
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Míralas. ¿Qué llevan puesto? ¿Qué joyas y accesorios llevan? ¿Qué peinados llevan? ¿De qué tela es su ropa? Por ejemplo, ves a tu padre con un traje de negocios, porque tu padre es director de una empresa, y este traje es el que mejor se adapta a su personalidad según tu opinión. Por cierto, ¿quién está sentado más cerca de ti y quién más lejos? No olvides describirte a ti mismo exactamente de la misma manera.
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Imagina que en un momento empieza a llover con fuerza. ¿Qué tipo de expresiones aparecen en los rostros de tus seres queridos? ¿Qué hacen? Por ejemplo, tu padre se pone nervioso y se levanta, y tu hermana pequeña se ríe y lanza los brazos al aire porque le encanta la lluvia.
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Siente las emociones de los que te rodean, pero recuerda que no son tus emociones, sino las de otros. Pertenecen a otras personas, pero tú las captas, las sigues y las sientes como si las manifestara alguien que está delante de ti.
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La lluvia termina y el sol aparece poco a poco en el cielo. Toda la gente que te rodea se dedica a sus asuntos, y tú te quedas solo. No tienes dónde ir, sólo observas y no haces nada. Siente tu soledad, aunque esté teñida de angustia y ansiedad, y luego piensa: ¿cómo te gustaría disipar esa soledad? ¿A quién seguirías? ¿Qué harías inmediatamente para consolarte? ¿A dónde irías?
Es en los momentos de soledad cuando uno se reencuentra consigo mismo, con sus necesidades y deseos. Pero la soledad debe ser aguda y posiblemente larga: puedes necesitar 15 minutos o varias horas para meditar. Date todo el tiempo que necesites. Y en el artículo de Lectera "6 formas de activar el mindfulness", aprenderás algunas formas cotidianas de ver este mundo y a ti mismo de manera racional, que te ayudarán a elegir tu nuevo camino en la vida aún más rápido.