Las autolesiones son un problema que durante mucho tiempo ha sido un tabú y ha permanecido silenciado en la sociedad.
Se suele creer que sólo los adolescentes de entre 12 y 16 años son propensos a autolesionarse, pero esta creencia es errónea. Simplemente los adultos mienten y ocultan tales hábitos mejor, y además entre la población adulta prácticamente no existen estudios científicos relevantes. Mientras tanto, alrededor del 80% de las personas al menos una vez en su vida ha pensado en suicidarse, y otro 30-35% ha hecho intentos reales.
Como parte de las medidas para combatir las autolesiones se estableció El Día de Concienciación sobre las Autolesiones (SIAD) que se celebra el 1 de marzo. Ese día, empresas y organizaciones sociales pretenden concienciar sobre las autolesiones, ofrecer a quienes lo deseen acceso a apoyo psicológico e informar al público sobre las formas de identificar las autolesiones en sus seres queridos. Puede que incluso hayas visto a gente llevando lazos naranjas en sus mochilas, la palabra LOVE escrita en sus manos o dibujo de mariposas en sus muñecas una semana antes y después de ese día. Todos estos son símbolos de la lucha contra las autolesiones, aunque no son suficientes para erradicar el problema de una vez por todas.
Como supervisor, director o simplemente profesional que respeta a sus compañeros de trabajo y quiere garantizar un entorno laboral lo más saludable posible, también debes estar informado sobre el tema de las autolesiones y estar preparado para afrontarlo. De eso trata este artículo: en qué consisten las autolesiones, cuándo se producen en el lugar de trabajo, cómo identificar a los empleados susceptibles de sufrirlas y, lo más importante, qué hacer al respecto.
Qué es la autolesión y por qué la gente lo hace
Para empezar, algunos especialistas de salud mental definen la autolesión como un trastorno independiente, pero al mismo tiempo puede ser un síntoma de trastornos mentales mucho más profundos y graves. Por ejemplo, las autolesiones suelen acompañar a la depresión, por lo que corren el riesgo de desembocar en pensamientos y estados de ánimo suicidas (aunque las autolesiones no impliquen inicialmente el impulso de suicidarse). La autolesión suele producirse cuando la persona está sola y es un proceso incontrolable o ritualizado. Por lo tanto, la persona puede ser consciente de lo que está ocurriendo, pero incapaz de evitarlo. Autolesionándose, el nivel de ansiedad de la persona de reduce, por tanto lo más frecuente es que la autolesión sea intencionada para:
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aliviar el estrés físico y mental;
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distraerse de los problemas reales que la persona no puede resolver;
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hacer frente a la apatía (que también es un signo de depresión) y sentir alguna emoción;
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hacer frente a emociones negativas intensas como la culpa, la ira, la tristeza, etc;
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para castigarse por un error cometido.
Puede haber otras razones por las que una persona se autolesione, pero todas ellas se deben a la incapacidad de afrontar situaciones estresantes de forma racional y constructiva. De hecho, no se trata sólo de distorsión perceptiva y trastornos mentales, sino también de la falta de conocimientos y experiencia específicos para afrontar problemas emocionales.
Las autolesiones pueden adoptar muchas formas y manifestaciones diferentes, entre ellas:
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arañazos en la piel con las uñas;
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cortes con tijeras, cuchillos y otros objetos afilados;
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quemaduras (quemaduras de cigarrillos, quemaduras con cerillas encendidas, objetos calientes, etc.);
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grabar símbolos o dibujos en la piel;
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golpes en la cabeza, el estómago, las piernas y otras partes del cuerpo;
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pinchazos en la piel, pellizcos fuertes o torceduras;
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inserción de objetos, como agujas, bajo la piel.
Normalmente, la persona deja este tipo de marcas en los lugares menos visibles que se puede ocultar fácilmente con la ropa, por ejemplo, en los brazos, en las piernas o en los muslos. Esto dificulta la detección de signos de autolesión. Sin embargo, se pueden examinar los factores que aumentan el riesgo de autolesión en el lugar de trabajo.
Quién es susceptible de autolesionarse y cómo identificarlo
Los factores que aumentan el riesgo de tener una persona con autolesiones entre los compañeros de trabajo incluyen:
- Estrés regular en el trabajo
Puede que digas que el estrés laboral es algo natural y que todos nos enfrentamos a él en el mundo actual. Y puede que estarías en lo cierto, pero no olvides que todos lidiamos con el estrés de formas diferentes, y no todo el mundo sabe cómo hacerlo de forma constructiva. Hay nichos que implican situaciones estresantes constantes, como trabajar en servicios de ambulancias, de urgencias, etc. Pero de la misma manera cualquier trabajo puede volverse estresante debido a situaciones imprevistas del mercado, el comportamiento de los superiores, el trato con los clientes y otras situaciones desagradables. Así pues, puede que una persona simplemente no esté preparada para soportar la tensión que conlleva una determinada profesión o empresa. Pero es importante tener en cuenta que no es el estrés puntual lo que supone un riesgo, sino el estrés regular e intenso, es decir, si el ambiente estresante domina en la oficina prácticamente las 24 horas del día.
- Falta de conciliación de la vida laboral y familiar
Si en tu lugar de trabajo hay una sobrecarga constante de trabajo, o si un empleado se queda voluntariamente hasta tarde para hacer más tareas laborales, es un motivo para preocuparse. La sociedad moderna nos exige compaginar muchos papeles a la vez: tener una familia, un hobby y realizarse profesionalmente con una carrera brillante. Las mujeres son las que más sufren por ello, ya que tienen que compaginar trabajo y maternidad. Y según las estadísticas, son más propensas a autolesionarse (alrededor del 70% de las mujeres frente al 30% de los hombres).
- Conflictos o abuso en el lugar de trabajo
Desgraciadamente, el bullying como fenómeno no sólo existe en los colegios. En la oficina, un empleado también corre el riesgo de encontrarse con prejuicios de sus compañeros, a ser aislado deliberadamente, de sufrir agresiones pasivas o incluso de ser insultado abiertamente. Cuanto peores sean las relaciones dentro del equipo, mayor será el riesgo de que uno de los empleados sufra trastornos mentales y, como consecuencia, se autolesione. Presta especial atención a aquellos empleados que a menudo son víctimas de la ira de otras personas, que son criticados públicamente y que no reciben el apoyo adecuado en el lugar de trabajo (tanto emocionalmente como en términos de formación o tutoría).
- Presencia de otras enfermedades mentales o traumas personales
Por supuesto, lo más probable es que no lo sepas a menos que tengas a mano el historial médico del empleado. No obstante, si en una conversación el empleado menciona algo similar de su pasado u observas signos de cualquier otro trastorno, hay que prestar atención a eso. No todos los problemas psicológicos están asociados o conducen a la autolesión, pero su presencia aumenta el riesgo, sobre todo si implican traumas recientes como la muerte de un ser querido, problemas financieros, etc.
- Aislamiento durante COVID-19 y otras crisis
Los años 2020-2022 fueron terribles para los trabajadores, ya que el mercado experimentó tremendas turbulencias y muchos tuvieron que cambiar de trabajo o adaptarse al trabajo a distancia. Las interminables cuarentenas, las medidas sociales y las tensiones generales hicieron mucho daño a la salud mental de la población. Y todo esto, por desgracia, tiene consecuencias a largo plazo. Aunque la pandemia haya terminado oficialmente, algunas personas pueden seguir sintiendo sus consecuencias todavía. En el caso de crisis empresariales puntuales, ocurre más o menos lo mismo, por lo que es necesario siempre estar pendiente del bienestar de tus empleados (al menos del bienestar emocional).
¿Cómo se puede identificar a una persona que se autolesiona además de observar los factores mencionados y las reacciones ante ellos? También puedes consultar una serie de síntomas que pueden provocar la aparición de autolesión:
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Actitud indiferente ante el trabajo, las tareas laborales y los acontecimientos de la empresa, que no se había observado antes y apareció de forma bastante repentina.
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Aislamiento voluntario, evasión de la interacción con los compañeros, conexiones sociales mínimas dentro del trabajo.
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Cambios bruscos de humor, signos de baja autoestima, autolesiones y autocrítica constante.
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Moratones o cortes extraños en la piel de un empleado que los atribuye a lesiones accidentales en el trabajo o en casa, pero que aparecen con regularidad.
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Lleva ropa cerrada incluso cuando hace calor.
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Muchas cicatrices antiguas en el cuerpo (además de cicatrices recientes).
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El empleado siempre tiene a mano objetos que pueden causar lesiones, como un cúter, aunque no los necesita para hacer su trabajo.
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Declaraciones directas de desamparo, impotencia, humor negro, bromas con connotaciones suicidas, etc.
Si uno de tus empleados presenta más de uno de estos síntomas, o crees que se está autolesionando o corre el riesgo de hacerlo, debes actuar de inmediato.
Control y prevención de las autolesiones en el lugar de trabajo
Entonces, ¿qué hay que hacer si uno de tus empleados o compañeros se autolesiona (o lo puede hacer)? Lo primero que hay que tener en cuenta es que no se puede obligar a una persona a ir a un especialista de salud ni hacerla cambiar de opinión. Tampoco te recomendamos que empieces a hablar abiertamente de las autolesiones. Haciendo el papel de mentor y dando consejos, hay que actuar con delicadeza y cuidado. Por eso, los métodos para tratar un caso concreto de autolesión y la prevención son prácticamente lo mismo. Estos son los consejos que se deben seguir:
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Crear un entorno de trabajo seguro y favorable
Es importante crear un ambiente en el equipo en el que cada empleado se sienta seguro y no tema hablar o pedir ayuda. Para ello es necesario mantener relaciones de confianza entre compañeros y superiores, organizar periódicamente actividades de entretenimiento, actividades interactivas y debates abiertos sobre cuestiones internas y relacionadas con el trabajo.
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Proporcionar información y recursos útiles para hacer frente a los problemas psicológicos
La concienciación sobre la importancia de la salud mental, el problema de las autolesiones y la posibilidad de buscar ayuda cualificada reduce no sólo el riesgo de trastornos mentales, sino también el riesgo de que surjan conflictos y otras condiciones previas a las autolesiones en el equipo. Puedes imprimir y colgar un cartel en la oficina con recordatorios importantes sobre salud mental, contactos de teléfonos de ayuda y consejos para cuidarse más y evitar situaciones estresantes. Tus empleados deben disponer de herramientas sencillas y accesibles para la autoayuda psicológica, así como tener una idea general de qué son los trastornos mentales, cómo se manifiestan y qué hacer al respecto.
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Ofrecer un entorno de trabajo flexible
Los empleados que sufren problemas de salud mental, como autolesiones, pueden beneficiarse de un horario de trabajo más flexible y de la posibilidad de elegirlo (por ejemplo, para restablecer el equilibrio entre la vida laboral y personal, que, como hemos comentado, es un factor predeterminante de los problemas de salud mental). Lo ideal sería discutir con cada empleado cómo se puede mejorar su comodidad en el lugar de trabajo.
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Seguir el progreso y las necesidades de los empleados
Crea un canal para feedback en el que los empleados puedan presentar consultas y quejas (incluso de forma anónima) si lo desean. Supervisa también el desarrollo profesional de tus empleados, planifica su carrera con ellos, ofréceles formación profesional y fomenta iniciativas y cambios positivos dentro de la empresa. En resumen, proporciona a los empleados desarrollo profesional para aumentar su satisfacción general.
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Celebrar el Día de Concienciación sobre las Autolesiones
Este día no es popular en todos los países, pero siempre puedes empezar a celebrarlo en tu empresa el 1 de marzo. En este día, se puede asistir juntos a talleres sobre salud mental, organizar debates abiertos y hacer juegos psicológicos para fomentar el trabajo en equipo y las conversaciones de confianza. Esto también aumentará la concienciación general sobre la importancia de la salud mental y ayudará a las personas que la necesiten a decidirse a buscar ayuda.
Como último recurso, si se han probado todos estos métodos, pero no dan los resultados deseados o son imposibles debido a tus limitados recursos, siempre puedes hablar directamente con la persona. Lo importante es que no compartas tus sospechas, argumentos y no utilices el tema de las autolesiones como una acusación. Simplemente comparte con la persona los contactos de un profesional de la salud mental que conozcas, manteniendo un tono amable y un contexto neutro, e infórmale de los métodos de autoayuda y apoyo que tiene a su disposición. Recuerda que es imposible abordar la autolesión de otra persona en solitario. Puedes ayudar a la persona a reconocer el problema y a tener el valor de afrontarlo, pero en ningún caso obligarla a seguir un tratamiento o a abrirse a ti a fuerza. Al fin y al cabo, tu principal tarea como director es garantizar que el equipo crezca de forma equilibrada, justa y flexible, y eso tiene mucho valor.